El ‘Open Arms’ acaba de terminar su travesía. Todos los migrantes están ya en un puerto seguro, a la búsqueda de su emplazamiento definitivo.
Cuando la ONG española Proactiva Open Arms inició su travesía a principios de agosto tras meses de inactividad, no se esperarían la odisea que tendrían que llevar a cabo para desembarcar a los más de 150 migrantes rescatados de pateras en aguas del Estrecho del Mediterráneo.
La odisea comenzó el dos de agosto, cuando Proactiva Open Arms desafió la prohibición del Ministerio de Fomento y emprendió una misión de rescate. Según el departamento dirigido por José Luis Ábalos, el buque no contaba con las condiciones adecuadas para largas travesías y alojar a personas, enfrentándose a multas que podrían ascender a 900.001 euros. Italia lanzaba una primera advertencia: Salvini impediría su atraque bajo amenaza de sanción.
A lo largo de los dieciocho días de travesía, el barco, capitaneado por Óscar Camps con sede en Barcelona realizó tres rescates, llegando a un total de 160 migrantes a bordo. El poco espacio y la angustiante situación ponía a la tripulación en un brete. La tensión se elevaba por momentos y se originaban peleas difíciles de controlar.
La búsqueda de un puerto seguro puso en un apuro al Open Arms. El Gobierno Español rechazó en un primer momento su desembarco. Poco después confirmó que acogería a una parte proporcional de los migrantes, junto a otros países europeos firmantes de un acuerdo. Malta e Italia se negaban a acoger el barco.
El ‘Open Arms’ se enfrenta a elevadas sanciones
A lo largo de este tiempo, se han ido produciendo evacuaciones de personas por motivos de salud. Embarazadas, enfermos y un bebé enfermo fueron evacuados, siempre acompañados por sus familiares. La tensión aumenta a bordo, y el Open Arms reclama a Salvini que reabra Lampedusa para desembarcar pronto, pues «no pueden garantizar la seguridad. Salvini, que había puesto fin al gobierno italiano de coalición, lanzó una respuesta tajante «No en mi nombre». Poco después, se evacuan a los menores restantes a Malta.
Es en estos momentos en los que España ofrece formalmente el puerto de Algeciras al Open Arms para que atraque, ofrecimiento que es rechazado debido a la lejanía. Desde el buque se dice que «no pueden navegar ni una hora más». Desde España se ofrecen todos los medios de transporte necesarios para que los migrantes lleguen a un puerto seguro. El buque «Audaz», de la Marina, parte para Lampedusa, pero no se aclara si escoltará al Open Arms o viajarán los migrantes en él.
Finalmente, y horas antes de que el Audaz partiese desde Baleares, el fiscal siciliano que ha iniciado una investigación por secuestro de personas, ordenó el desembarco inmediato de los 83 migrantes que aún quedaban a bordo. Antes de la medianoche, el Open Arms llegaba a puerto y los migrantes tocaban por fin tierra firme.
No obstante, el Gobierno, de boca de Carmen Calvo, ya ha hecho una advertencia a la organización. “Tiene una autorización para ayuda humanitaria y esas son las condiciones en las que puede salir y puede operar; se lo recordó el ministro y en nuestro país todos sabemos lo que se puede hacer y lo que no” ha confirmado la vicepresidenta en una entrevista. Unidas Podemos y Esquerra Republicana ya han pedido su comparecencia en el Congreso.
