Rafa Nadal, verdugo de Roger Federer en semifinales, supera a Dominic Thiem por 3-6, 7-5, 1-6 y 1-6 y prolonga su reinado en Roland Garros
Desde hace unos cuantos años, pensar en Roland Garros equivale a decir «Rafa Nadal, campeón». Y no es para menos. Nunca en la historia de la ATP, ningún tenista había logrado tener un dominio escandaloso en un certamen de gran entidad. En quince comparecencias en Roland Garros, Nadal solo ha sufrido tres traspiés: uno en 2009 contra Sordeling, otro en 2005 contra Djokovic y en una edición abandonó por lesión. En sus otras doce participaciones, el balear ha llegado a la final y siempre ha terminado saboreando la gloria.
A pesar de esta supremacía, ayer Nadal tuvo que trabajar mucho para ganar. El rival, que quería acabar con la hegemonía del balear, era Thiem que aterrizó en la final después de vencer a Djokovic en una semifinal que empezó el viernes y terminó el sábado por culpa de la lluvia. Esta circunstancia hizo que Thiem tuviera un bajón físico a partir del tercer set pero seria injusto admitir que Nadal ganó por ello. El austriaco fue valiente y en ciertos momentos tuvo al español contra las cuerdas.

Los finalistas con fotografiados antes del partido. Fuente de la imagen: @rolandgarros
Los dos primeros set fueron muy igualados
En el primer set, Thiem salió enchufado, con su raqueta bien cargada de dinamita. Cada dos por tres enviaba al otro lado de la pista bolas con ángulos imposibles con su revés a una sola mano y quebró el servicio de Nadal para colocar el 3-2. No obstante, nuestro tenista no tardó en espabilar. Tirando bolas profundas se hizo con el timón del duelo recuperando el servicio y al apoderarse con cuatro juegos consecutivos se metió el primer set en el bolsillo.

Rafa Nadal en acción. Fuente de la imagen: @rolandgarros
Al llegar a este punto de la final, Thiem esbozó una nuevo plan de juego y eso le valió para sostener a Nadal en un segundo set que fue menos intenso. Ambos fueron muy eficientes con el saque por lo que la igualdad perduró hasta el último suspiro mientras que los espectadores veían cerca la posibilidad de vivir un tie-briek. No en vano, con 5-6 en el luminoso, Nadal de forma sorprendente se metió en un lío gordo con un 15-40 y servicio a su favor. En esta situación, Thiem olió la sangre y en su primera bola de break sumó el séptimo juego para equilibrar la final a un set.

Dominic Thiem en acción. Fuente de la imagen: @rolandgarros
Nadal barre a Thiem
De este modo, la lucha por la Copa de los Mosqueteros volvía a empezar aunque en esta ocasión, Nadal, sin sufrir ni la más pequeña herida mental por lo ocurrido anteriormente, frenó la intención de Thiem de poner Roland Garros patas arribas. Rápidamente el balear cogería una ventaja importante gracias a un inicio del tercer parcial que fue un camino de rosas al ganar 16 de los primeros 17 puntos y hacer dos breaks que dieron como resultado un contundente 4-0. El austriaco, en cuestión de pocos minutos, bajó el nivel y eso fue suficiente para que Nadal tomara por completo el control del partido.
Una vez liquidado el tercer set con un 6-1, el número 2 del mundo siguió con la misma dinámica evidenciando que tenia ganas de recoger el trofeo cuanto antes. Mientras tanto el tenis del adversario sufría altibajos. Thiem alternaba buenos momentos – contó con opciones de rotura en el primer y tercer juego, que no materializó – con otros donde los golpes se le quedaban cortos de modo que Nadal no tenia reparos para castigarle sin piedad. Finalmente tras tres horas de batalla, el partido tocó su fin con un Nadal intratable. Lo había vuelvo hacer y por décimo segunda vez en su vida observó como los espectadores de la Philip Chatrier se rendían a su pies.

Rafa Nadal con la Copa de los Mosqueteros. Fuente de la imagen: @rolandgarros
Con este nuevo éxito, Nadal atesora 18 Grand Slams y hoy en día se encuentra más cerca que nunca del líder de la clasificación de majors ganados, el suizo Roger Federer que tiene 20 en sus vitrinas. Tras la celebración del título, Nadal ahora se preparará para afrontar la temporada de hierba, cuyo punto álgido llegará en Wimbledon en la primera quincena del próximo mes de julio.