El Atlético de Madrid venció ayer al Sevilla en uno de los partidos aplazados que tienen ambos equipos por haber disputado competiciones en verano. El partido se saldó con un 2-0 para los colchoneros que contuvieron durante todo el partido las acometidas sevillistas.
Amor por lo táctico
El Atlético ayer no se jugaba ante el Sevilla tan solo tres puntos. También se jugaba la posibilidad de ser campeón de invierno y de aumentar su distancia hasta los cuatro puntos, su ventaja con el Real Madrid.
El partido fue poco vistoso para el espectador, pues el equipo rojiblanco se encerró atrás durante buena parte del partido, mientras que el Sevilla, con una circulación lenta del balón no podía sino estrellarse contra el muro defensivo planteado por Simeone. Y a la contra, al son de Lemar y Llorente, consiguieron abrir la brecha en la defensa sevillista con los tantos de Correa y Saúl.
Simeone alineó un 3-5-2, sistema que viene siendo habitual en los colchoneros esta temporada y que tan buenos resultados le ha dado. Savic, Giménez y Hermoso eran los tres centrales y en los carriles Trippier y Carrasco. Quienes tenían la tarea de ser carrileros o replegarse atrás para juntarse con los centrales, para crear superioridad en defensa.
Pero lo táctico no quedaba ahí. Correa y Lemar se unirían a la defensa, en las fases defensivas, para cubrir las subidas de Acuña y Navas. Por lo que se vislumbraba una defensa de hasta siete jugadores atléticos. Con tan solo Llorente y Koke, encargados de ayudas a los centrales y Suárez, exento de labores defensivas, por delante.
Quien ame el aspecto táctico del fútbol, ayer debió de disfrutar como un niño. Todas las piezas del engranaje atlético funcionaron como un reloj suizo y el resultado no pudo ser mejor. Puede ser que no sea vistoso, pero es del todo efectivo, para desgracia de los detractores y rivales de Simeone. Quien horas antes había sido nombrado técnico de la década por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (IFFHS)
De la defensa al ataque en pocos toques
Lemar fue el hilo conductor del ataque colchonero junto a Llorente, como medios centros y con la colaboración de Trippier y Carrasco por bandas. En la punta de ataque, Correa y Suárez hicieron el resto.
La táctica era simple, balones profundos para que los laterales pudiesen aprovechar su largo recorrido y profundidad. Con los apoyos de los tres mediocentros que se dibujaban en ataque. De esta manera llegó el primer gol. Un balón de Lemar que recibe de Carrasco en la izquierda, lo conduce hasta la derecha para encontrar a Trippier. Y el inglés a Correa dentro del área, quien a la media vuelta bate a Bono. Aproximadamente tres toques bastaron para romper la defensa sevillista.
Posteriormente, el propio Trippier, abierto en banda en la fase de salida de balón. Recibió de la defensa y con un balón bombeado dejó solo a Suárez ante Bono, pero el marroquí hizo una de las paradas de la noche. Ayer los porteros fueron grandes protagonistas.
En la segunda parte, y con el Sevilla apretando fue Llorente quien ocupó el carril derecho y con otro balón bombeado de Trippier, llegó a línea de fondo y la dejó para Saúl. El ilicitano cambió de palo el balón a Bono y estableció el definitivo 2-0 para el Atlético.
Jugadas cortas y efectivas, en eso basó el ataque Simeone y funcionó.
El arte denominado anti fútbol
Decía Cruyff que la mejor manera de defender era tener el balón, porque mientras estuviera en tu posesión, el rival no te atacaba. Bilardo decía que prefería jugar mal y ganar a jugar como los ángeles y perder. Dos escuelas enfrentadas en el último siglo: los estilistas y los resultadistas.
Los gustos de cada uno son respetables, hay aficionados que prefieren ver a su equipo jugar al «tiki-taka» mientras que hay otros que prefieren un juego menos vistoso pero igual de efectivo. El propio Guardiola, valedor del estilismo futbolístico, dijo en su reportaje «Tócala otra vez Pep» de Movistar Plus, que no hay una única manera de jugar y que todas son válidas.
Simeone podrá ser del agrado de muchos y odiado por otros tantos. Pero la realidad es que el Atlético marcha líder, con cuatro puntos más que el segundo clasificado, con dos partidos menos que él. Con 31 goles a favor y solo seis en contra. Que llevaba desde el jueves entrenando en el gimnasio por la tormenta Filomena, y que tan solo pudo entrenar un día sobre el césped. Por lo que el trabajo de pizarra fue fundamental.
Simeone, quien aqueja la fama de entrenador defensivo, ha hecho de la defensa un arte. De la táctica una religión y del contraataque un dogma. Todos bailan al son que marca el argentino y quien no comulga con este estilo o no está preparado para él, ocupa el banquillo. Por eso y por los resultados obtenidos hasta ahora no se puede decir más que ¡Tóacala otra vez Diego Pablo!
