Sigue el Festival de San Sebastián con la presentación de películas a competición como la canadiense ‘Y llovieron los pájaros’, la brasileña ‘Pacificado’ o fuera de concurso la colombiana ‘Monos’.
Primero se ha podido ver la canadiense ‘Y llovieron pájaros’ (Il Pleuvait des Oiseaux) que narra la historia de tres ancianos retirados en los bosques de Canadá que pronto verán incluidas en sus vidas a una señora que hará surgir algo en todos ellos.
La cinta de Louise Archambault peca de ser poco original en su forma y contenido, pero eso no la hace menos potente; es exactamente la película que crees que vas a ver y la que acaba siendo por el camino -aún con un exceso de tramas que forman embudo en todo el tercer acto-. Los tres ancianos conectan sus vidas y sus reflexiones sobre la vida y la muerte y acaban desencadenando una serie de situaciones que pese a ser tremendas lo hacen desde una perspectiva totalmente franca y cristalina, ajenas al dolor o incluso la sordidez.
De todas las películas vistas en la Sección Oficial esta es probablemente la única que aúna temas universales que se tratan en el cine desde siempre con una perspectiva de la esperanza y el buenismo, acercándose a los convencionalismos y huyendo de complicaciones. Si el jurado no se pone de acuerdo esta podría ser la cinta del consenso.
Más tarde llegó ‘Pacificado’, una cinta brasileña producida por Darren Aronofsky, que está situada en el contexto de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y de ese momento en el que la seguridad del país decidió expropiar favelas a muchísimas familias para condensar la violencia y la corrupción más lejos de la zona turística.
La película empieza enfocada en una joven de 14 años y sigue su vida diaria en las favelas junto a su madre drogadicta y con su padre en la cárcel. Pese a que ya hemos visto este tipo de historias en el cine y en otro contexto, interesa hasta cierto punto lo que nos está contando. Sin embargo, al poco tiempo, el foco cambia y pasa de ella a su padre, que sale de la cárcel y se tiene que volver a adaptar a la vida en ese lugar.
Él sale de la prisión con la convicción de cambiar y ser una persona totalmente nueva, pero le costará debido a la propia vida dentro de las favelas. Pese a que esto parece ser lo más interesante de la película, lo cierto es que solo consigue que la cinta se disperse entre los deseos de ese hombre y los de su hija, por la que luchará y que sin embargo perdemos de vista en un momento dado, pasando de absoluta protagonista a una secundaria más. Hay dos películas: la denuncia social sobre lo que se hizo en Brasil durante el verano de 2016; y un drama de personajes que interesa muchísimo menos por lo convencional que es. No es una mala película, pero no termina de incidir en el espectador.
Por último, en la sección Horizontes Latinos llegó la aclamada en Sundance, “Monos”, una historia basada en ocho niños soldados con armas que vigilan a una rehén secuestrada y que juntos formarán una sociedad con sus propias normas sociales.
Alejandro Landes ganó en Sundance el premio especial del jurado por una película única y una rareza dentro del género. Hay violencia, dilemas morales, suspense y hasta una especie de surrealismo mágico que hace que la cinta nunca vaya por donde cree el espectador que puede salir. Primero presenta a estos jóvenes y la sociedad que conforman para más tarde llegar al conflicto con la rehén -que también se cuestionará si lo que hace para intentar escapar es válido o no- y su propio enfrentamiento como grupo. Esta es sin duda una de las mejores historias de la 67 edición del Zinemaldia.