Pablo López regresó a Vigo y saldó la deuda pendiente desde hace tres años de actuar en el Auditorio de Castrelos.
Con su inseparable piano y acompañado por su banda Pablo López se subió al escenario de Castrelos para cumplir con la promesa de hace tres años. Durante dos horas hizo vibrar el auditorio vigués con el público de cómplice. Miles de personas se congregaron para seguir el recital. Según Abel Caballero, que ejerció de telonero, el concierto reunió a más de 60.000 personas.
La cita prometía ser especial ya que se trataba del regreso del malagueño a Vigo, cuya última actuación en la ciudad fue en el verano de 2020 en el Festival TerraCeo. Desde entonces el concierto de Pablo López en Castrelos estaba anunciado. Tras tres años de espera llegó la esperada fecha: 24 de julio de 2023.
Los primeros aleteos del colibrí
Pablo López abrió el concierto con una pincelada de temas de sus trabajos más recientes. Así, comenzó dando la bienvenida al público con El abrazo más grande de todos los tiempos, el último tema que ha publicado. Se trata de uno de los adelantos de su próximo disco, cuya imagen es un colibrí que reinaba en el escenario.
Con el sol escondiéndose en Castrelos, sonó La niña de la linterna, canción que interpretó por primera vez en directo en el concierto que ofreció hace tres años en el Festival TerraCeo. El tema forma parte de su último álbum Unikornio. Once millones de versos después de ti (2020).
El camino completó el trío de canciones con las que Pablo López se presentó al público, haciendo las delicias de sus seguidores y mostrando cómo es su música a los que menos le conocían.
Jugando en el patio de Castrelos
Emocionado, el malagueño aseguró sentirse como en casa y se preguntaba por qué había tardado tanto en actuar en Castrelos. «Disfruto muchísimo de todo lo que pasa alrededor de vuestra ciudad, de vuestros sitios privilegiados, de vuestra forma de entender el mar… Esto de hoy es un sueño«, confesó.
Pablo López es como un niño que se divierte jugando con el piano y hace a los demás partícipes de ello. El patio fue la cuarta en sonar en Castrelos, una de sus canciones más populares. Los asistentes cantaron junto a él y en las gradas se pudieron ver las linternas de algunos móviles, algo que también sucedió con Te espero aquí.
Además, se sorprendió al ver mecheros encendidos y la cantidad de gente que había ido con ellos al concierto. “¡Cuánto fumáis! Por favor, hay que dejarlo”, señalaba.
Público cómplice y entregado desde el principio
La complicidad con el público se palpó desde el primer momento. Los asistentes se encargaron de dar palmas en algunas canciones y de los coros. También tuvieron sus momentos de protagonismo cantando solos. Incluso el propio artista alargaba los finales de las canciones para disfrutar tocando al piano mientras escuchaba al público cantar.
Además, Pablo López jugó con ellos y les puso a prueba para comprobar si se sabían las letras de las canciones. Así, empezó interpretando Quasi cantando los versos del estribillo para testar la respuesta del público. También les vaciló diciendo que iba a tocar una canción nueva que acabó siendo El mundo (El mundo y los amantes inocentes, 2015).
Uno de los momentos de mayor euforia llegó con Suplicando, tema en el que el malagueño pidió a los asistentes que saltaran. Además, no dejaba de mostrar su asombro por la cantidad de gente que había y en varias ocasiones pidió a los que estaban más lejos del escenario que se manifestaran.
Sorpresas y el momento más especial de la noche
Pablo López se guardaba varias sorpresas para los asistentes en forma de versiones. Así, cantó trocitos de Estoy hecho de pedacitos de ti de Antonio Orozco, Pájaros de barro de Manolo García y La margarita dijo no de Alejandro Sanz, esta última como guiño al siguiente concierto que habrá en Castrelos este jueves 27 de julio. También cambió la letra de Mama no y cantó “Me conocen por culpa de las Cíes, de la ría y de Vigo”.
El momento más especial de la noche llegó con Lo saben mis zapatos. A petición del artista, las luces del escenario se apagaron y se encendieron las linternas de los móviles de los miles de asistentes, que iluminaron al artista. Con esa estampa tan emotiva y que ponía los pelos de punta, Pablo López hizo una videollamada con su madre para que contemplara la belleza de la imagen. «Esta va a ser la foto de mi vida. No apaguéis la luz nunca«, señalaba con la intensidad que tanto le caracteriza.
Después de ese momento, Pablo López interpretó La mejor noche de mi vida y abandonó el escenario. Parecía el final de la cita, pero todavía quedaban canciones y el malagueño se guardaba una sorpresa más.
Broche de oro con Pablo López a la guitarra y piano
Pablo López volvió al escenario, esta vez con una guitarra, mientras el público cantaba la popular canción gallega A Rianxeira. Una muestra de orgullo gallego a unas horas de celebrar el Día de Galicia. Sin salir de su asombro, pidió a los asistentes que volvieran a cantar el estribillo para intentar acompañarles con la guitarra.
El concierto entraba en la recta final y Pablo López interpretó él solo con la guitarra un trozo de No mires a los ojos de la gente de Golpes Bajos y KLPSO. El broche de oro llegó con Tu enemigo, con la que se formó una gran fiesta para despedir la cita. Una noche esperada que para muchos fue, como reza la canción, la mejor de su vida.
