‘Ya no estoy aquí’, el segundo largometraje de Fernando Frías, habla sobre el desarraigo de un joven mexicano.
El conductor del autobús sube el volumen de la radio. Los Terkos desean un feliz viaje a “él ya sabe quién” y le dedican Te llevaré de Lizandro Meza. Ulises sabe así que sus amigos están pensando en él. Lo oye todo, aunque va escondido en las entrañas del autobús. No ve la luz del sol hasta que cruzan la frontera de EEUU y lo sacan de dentro. Iba metido en una caja con dos agujeros para poder respirar.
Es una de las escenas más impactantes de Ya no estoy aquí, el segundo largometraje de Fernando Frías, que vio la luz en Netflix de 2019. El rodaje se vio interrumpido por el terremoto que asoló México y la distribución en salas no fue fácil, pero tuvo un gran recibimiento en la plataforma. Dos años después de su estreno sigue cosechando éxitos.
Adolescentes y cumbia rebajada
Ulises tiene 17 años, vive en Monterrey y lidera su grupo de amigos, Los Terkos. Son cholombianos, una subcultura surgida en el noreste de México, y se caracterizan por ser amantes de la cumbia rebajada. El baile y la música son la forma que encuentran de evadirse de su entorno, que cada vez es más hostil por los carteles de la droga. Llega un punto en el que la situación es insostenible: amenazan de muerte a Ulises, así que el joven se muda a Nueva York buscando oportunidades para sobrevivir.
Es una película que trata, en esencia, de adolescentes que solo quieren bailar. Va sobre la juventud en México y sobre la frontera con Estados Unidos. Tiene mucho de contracultura, de pertenencia, de identidad y de raíces. Su director, Fernando Frías, asegura que es una película de resistencia. Ulises se encuentra perdido en una ciudad donde no entiende ni el idioma. Va de un lado a otro con un reproductor de música y con auriculares. No quiere que se acabe nunca la canción porque le aterra lo que pueda haber después.
La trama se divide en dos partes: una es el presente, en Nueva York. Ulises se encuentra con la tierna Lin (papel que interpreta Xueming Angelina Chen), que intenta hacerle un hueco en la vorágine norteamericana, pero aún así se siente desarraigado. La otra parte es el pasado, lo que el protagonista deja atrás en Monterrey, a lo que tiene que renunciar, y se ve a través de sus ojos nostálgicos.
Director y actor protagonista
Estados Unidos y México se representan como dos mundos opuestos. La película no está contada para satisfacer el fetiche europeo de la violencia mexicana. Tampoco tiene el filtro sepia que siempre le ponen en Hollywood. La intención de Fernando Frías no era representar Monterrey, sino contar los problemas que tienen los jóvenes allí (el propio actor tuvo dificultades para conseguir la visa que le permitía entrar en Estados Unidos). La película acumula numerosas críticas positivas y premios. Está nominada a Mejor Película Iberoamericana en los Premios Goya y arrasó en los Premios Ariel.
Juan Daniel García Treviño, que encarna a Ulises, ha ganado el premio a Mejor Actor en el Festival Internacional de Cine de El Cairo. Es la primera vez en su vida que actúa, y se presentó al casting motivado por su profesor de música. Con tan solo 20 años, ya se le ha comparado con profesionales como Yalitza Aparicio, protagonista de Roma (2018).
