La formación morada continúa perdiendo adeptos hacia su proyecto democrático en un país cada vez más fragmentado.
La historia ha demostrado que las elecciones autonómicas sirven como termómetro para comprobar la popularidad de los partidos políticos. Cabe recordar que la victoria del PSOE en los comicios municipales de 1979 o la llegada de VOX al Parlamento andaluz a finales de 2018 predijeron cambios en la política española.
Las elecciones del País Vasco y Galicia también han dado pistas sobre posibles novedades de la voluntad política de la ciudadanía española. Una de las principales novedades ha sido la hecatombe electoral de Unidas Podemos que ha desembocado en ataques de principales políticos de izquierda como Íñigo Errejón.
Por un lado, el líder de Más País fue reclamado para volver a la fuerza morada. Sin embargo, ha llegado a comparar su fuerza en el país con la que tuvo Izquierda Unida durante la primera década del siglo XXI. Por otro lado, otro antiguo peso pesado de Unidas Podemos, Ramón Espinar, ha calificado como secta al partido liderado por Pablo Iglesias.
Endogamia, incapacidad para llegar a acuerdos, sectarismo, agresividad indiscriminada con los medios, expulsión sistemática de la disidencia y el talento, burocratización que impide desarrollar iniciativas locales, autoritarismo…
La autocrítica es fácil de hacer.
— Ramón Espinar (@RamonEspinar) July 12, 2020
Por otra parte, el propio Iglesias ha visto necesario la realización de un ejercicio de autocrítica. No es para menos, ha perdido gran parte de su representación en el País Vasco y se ha quedado sin escaños en Galicia. Sin duda, puede marcar un gran punto de inflexión para la política española.
La población simpatizante de los valores conservadores y liberales desean que sea la marcha de un partido responsable de una mayor radicalización de los valores progresistas, pero la izquierda más pragmática busca una renovación de los pesos pesados de una formación que ha acabado convirtiéndose en lo que deseó destruir.
Pase lo que pasa, pueden venir noticias esperanzadoras. De momento, hemos recibido el primer guiño hacia la acentuación hacia la autodestrucción. Para empezar, Unidas Podemos se ha negado a acudir al acto de homenaje a Miguel Ángel Blanco que tendrá lugar en Zaragoza debido a una posible «politización» del acto por parte de la derecha española.
A pesar del hipotético desastre, es posible resurgir de las cenizas. Meses atrás, Ciudadanos sufrió un enorme batacazo electoral en noviembre del año pasado. Pero la pandemia y el liderazgo de Inés Arrimadas ha promovido un mayor carácter dialogante que ha visto aumentado su estatus.
Al fin y al cabo, las democracias se ven reforzadas por un pluralismo electoral que promueva la cultura del diálogo constructivos. Más de uno echará de menos un debate intenso, pero sano en La Sexta entre Irene Montero y la propia Inés Arrimadas.