“Junto a la petición de salud, pedimos una sanidad pública de calidad y junto a la petición de amor, pedimos un ejercicio de fraternidad entre la clase política y los españoles”–
Queridos reyes Magos:
Lo único que es capaz de igualar a monárquicos y republicanos es el momento en el que nos ponemos a escribiros como cada navidad. Yo personalmente este año no os voy a pedir nada material, la pandemia por la que estamos pasando nos ha enseñado a todos a practicar ese ansiado desapego hacia lo tangible e inerte, prefiero estar bien de salud, aunque si le pudiérais echar una mano a los sanitarios despedidos tras la bajada de casos COVID pues mejor que mejor. Esos despidos son por culpa de personas que no se portan bien durante el año pero, por favor, no le mandéis carbón porque serían capaces de revenderlo a precio de oro o incluso privatizarlo para que sólo se pudieran calentar unos pocos privilegiados. Ahora lo llaman “libertad”, yo siempre lo he llamado “Gobernar para unos pocos ”, pero quién soy yo para juzgarlos, que la historia los señale con nombre y apellidos.
Hace algunos años hubiese pedido un bote de líquido especial para que el dueño del bar de abajo no me despertara con ese chirrido de su persiana, pero ahora, me encanta escucharlo todas las mañanas, señal de que su negocio ha sobrevivido a tanto confinamiento y restricciones. Levantar esa persiana es levantar mi país. El ruido de su cafetera es el mayor himno que puede cantar mientras ondea una bandera.
Toda la vida habéis estado cargando los regalos en camellos, ahora un tal Amazon se pone a repartirlos ¡e incluso jóvenes en bicicletas y patinetes! pero sus condiciones laborales son pésimas y no son tan mágicos como vosotros, algunos mueren en la carretera llevando algo a alguien por orden de alguno… tecnología del siglo XXI le llaman. Yo recuerdo cuando a los repartidores se les dejaba propina y se les trataba de usted; ni bizum ni tarjeta de crédito, unas monedas de agradecimiento y reconocimiento a su labor. Cosas propias de la patria.
Si veis a dos leones por el camino, no os asustéis, son los leones del Congreso de los Diputados. Ahí si os pido que os paréis un rato largo. Sacad de vuestros sacos una caja que contenga una “Idea de País”, donde el entendimiento, sea el camino y no un fín en sí y donde los territorios no caigan en desigualdad en función de una suma de escaños. ¿Os imagináis que un niño tenga más o menos regalos por pertenecer a una comunidad autónoma o a otra? ¡Eso sería una cosa propia de Rufianes!
Si dentro del Congreso ven a un grupo de gente malhumorada gritando ¡ESPAÑA! Cada 20 segundos, ¡no se crucen con ellos! A esos sí hay que tenerles miedo, cogerán a Baltasar y le dirán que no vaya a quitarles el trabajo, y que ni se le ocurra pedir una ayuda, que eso de venir en camello desde tan lejos es una invasión migratoria. No les contesten, ya estuvieron más de 40 años jugando a las pistolas con balas de verdad, otro día les cuento en otra carta.
Más allá de despeñaperros existe un lugar que se llama Andalucía, alli vivo yo y, hace 40 años decidimos gritar que no queríamos ser más pero tampoco queríamos ser menos y me cuentan que ese día había mas gente que en vuestras cabalgatas. No repartían caramelos, repartían palabras de paz, esperanza y libertad en forma de una autonomía plena. Se que me pongo muy pesado pero ha llegado un señor y se ha quedado con todo eso, pídanle que por favor nos lo devuelva si no, los andaluces vamos a tener que pedírselo con nuestro voto y eso va a ser mucho peor para él.
En el viaje de vuelta, si pasan por Emiratos Árabes manden recuerdos a un compañero vuestro que también es rey. Ya no les cuento más, que él mismo les cuente en su carta que seguro que es mucho más entretenida que la mía.
Un abrazo fuerte
Posdata: Hay un volcán dando la lata, apaguen ya el interruptor de la lava, que no ganamos para sustos.
FELICES FIESTAS.
