La disputa sobre el nombre de Macedonia es un conflicto que se lleva dando durante más de 30 años entre Grecia y la República de Macedonia del Norte
El problema por el uso del nombre de Macedonia en la actualidad
La disputa sobre el nombre de Macedonia es un conflicto que se lleva dando durante más de 30 años entre Grecia y la República de Macedonia del Norte (Antigua República Yugoslava de Macedonia), causado por el desacuerdo entre ambas naciones sobre el uso del término de Macedonia. El Gobierno griego se opone al uso de dicho nombre principalmente por dos cuestiones: la ambigüedad que este término produce entre las dos naciones; por un lado la confusión producida entre el nombre de la República de Macedonia Norte con la región griega de Macedonia, y por otro lado sobre el uso del termino macedonio sin la especificidad entre el pueblo de Macedonia y su idioma. Esta disputa ha intensificado hasta el punto de requerir mediación internacional por parte de la Organización de las Naciones Unidas.
Actualmente, las calles de Atenas son reiteradamente invadidas por multitudes de manifestantes enfurecidos que portan banderas griegas y se reúnen, a los pies del Parlamento, para mostrar su disconformidad respecto al pacto firmado. Se calcula que entorno a 600.000 personas han tomado, en los últimos días, el núcleo de la capital griega, y que por ello se han desplegado miles de efectivos de la policía local para evitar incidentes. Se trata de un problema de máxima importancia a nivel internacional.
El pacto entre los Gobiernos por el uso del nombre de Macedonia
Macedonia (ARYM) ha cambiado el nombre de su país debido a la firma de un acuerdo histórico, el pasado 8 de febrero de 2019, entre el ejecutivo heleno, encabezado por el primer ministro Alexis Tsipras (Coalición Izquierda Radical), y el primer ministro macedonio Zoran Zaev (Unión Socialdemócrata de Macedonia), por el cual, Grecia permite que se produzca el cambio de nombre del país, con capital en Skopje, a cambio del desbloqueo que impide la entrada de Macedonia en la Unión Europea y la OTAN por el veto que mantenía Grecia. Es decir, que dicho cambio favorece a la entrada de la Antigua República Yugoslava de Macedonia en los círculos económicos, geopolíticos y de comercio más importantes dentro del panorama europeo actual.
La situación ha llegado hasta el punto en el que, el ministro de Defensa de Grecia y líder del partido nacionalista Griegos Independientes (ANEL), Panos Kammenos, anunció que su formación política abandonaba el gobierno de coalición debido a las discrepancias sobre el nuevo nombre de la Antigua República Yugoslava de Macedonia. El estado del Gobierno Griego se encuentra actualmente muy vulnerable.
El pasado 30 de septiembre se celebró el referéndum no vinculante sobre el cambio de nombre de Macedonia, que debía permitirle entrar en la OTAN y la UE. El 91,46% de los votantes consideró que Macedonia debe aceptar el acuerdo con Grecia y tomar el rumbo de la integración euroatlántica. Sin embargo, el plebiscito estuvo marcado por la baja participación, del 36,91%, inferior al mínimo necesario del 50%. No obstante, EEUU, la OTAN y la UE lo calificaron de exitoso.
El problema del cambio de nombre a nivel histórico
El conflicto entre ambos países comenzó cuando Macedonia decidió independizarse de la Federación Yugoslava en el año 1991. El problema radica en el nombre que el país acepta tras su emancipación. Sin embargo, decidieron también no abandonar ni la constitución, ni los símbolos como propios; el Sol de Vergina, pertenecientes a la bandera y al estado griego de Macedonia, y que los ciudadanos griegos todavía reclaman de manera legítima. A todo lo cual se suma el agravante de que una de las provincias, situadas al norte de Grecia en la que se encuentra la ciudad de Tesalónica, lleva el mismo nombre que su país vecino.
El Reino de Macedonia fue un Estado griego de la antigüedad clásica y helenística, en el norte de la actual Grecia, bordeado por el Reino de Epiro en el oeste y la región de Tracia en el este. Desde su consolidación en el siglo V a.C. en adelante, experimentó un importante ascenso en su poder. Durante el siglo IV a.C., con el gobierno de Filipo II, Macedonia se convirtió en la principal potencia del imperio griego. Su hijo y sucesor, Alejandro Magno III, encomendado a Aristóteles para su formación intelectual, conquistó la mayor parte del mundo conocido, inaugurando así el Periodo Helenístico de la historia griega. De ahí la suma importancia cultural e histórica.
Posteriormente, y con muchos años de distancia entre unos acontecimientos y otros, durante el conflicto de los Balcanes, la región de la Macedonia antigua se repartió entre Bulgaria, Serbia y Grecia, pasando a formar parte de la forma íntegra de Yugoslavia. Pero con el tiempo, la fragmentación de este y su posterior proclamación de independencia en 1991, lo convirtió en un país independiente con capital en Skopje. Al principio, trató de adoptar el nombre de República de Macedonia, pero debido al conflicto con Grecia en 1993, acordaron que el nombre sería Antigua República Yugoslava de Macedonia. Hasta ahora.