A ti, que me llamaste exagerada cuando te dije que no tenía libertad.
A ti, que me llamaste paranoica cuando te dije que me daba cosa subir la cuesta de mi casa.
A ti, que creíste que tenías todo el derecho de tocarme el culo en aquella discoteca.
A ti, que me llamaste feminazi cuando te dije que soy feminista.
A ti, que eres mujer y que no te consideras feminista porque no crees en esos movimientos “radicales”.
A todos vosotros, los que le quitáis importancia a todas las pequeñas cosas que hacen de nuestra sociedad una sociedad machista.
Hoy ha sido Laura, pero mañana puede que sea tu hermana, tu madre, tu novia, tu sobrina o tu hija. Y es por ello que hoy no me pienso callar, por mucho que me llaméis feminazi u os creaís con la libertad de poder juzgarme y encasillarme.
Yo no soy Laura, ni soy Diana, ni soy María, ni soy Cristina, pero soy Marta y mi nombre indica soy mujer. Y puede que yo no fuera corriendo sola por el campo o que no volviera de una fiesta a las 3 de la mañana sola, pero si soy la que cuando oscurece y tengo que pasar por una zona poco iluminada, siento como una preocupación que me produce miedo y que me hace estar alerta de cualquier movimiento. Puede que no tuviera nada que ver con las víctimas mencionadas, pero eso no significa que yo no sea la siguiente. ¿Por qué ellas sí y yo no?
Nadie me puede garantizar que en cualquier momento no aparezca un depredador y se crea con el derecho de poder tocarme, manosearme, violarme y estrangularme. Es una pesadilla que nunca termina, es como si siguieramos viendo al monstruo de debajo de la cama o dentro del armario, que veíamos cuando teníamos 8 años, pero esta vez está en todas partes. La cuestión es que lo seguimos viendo con 16, 18, 26 o 30 años, y cuando nos preocupamos o sentimos miedo y lo decimos, nos llaman exageradas y nos clasifican por paranoicas. Es muy fácil decirlo cuando eres tú el que puede ir a correr a la hora que le apetezca o el que puede volver solo de fiesta sin tener que avisar cuando ha llegado a casa.
Cuando empecé a salir con mis amigos, mis padres siempre me ponían una hora de queda de la cual yo me quejaba ya que mis amigos varones no tenían y siempre les juraba y perjuraba que si cuando mi hermano creciera no hacían lo mismo se lo recordaría una y otra vez. Me enfadaba y mucho, esa desigualdad, pero después de todo lo que estamos viviendo veo normal la reacción de mis padres. Desgraciadamente yo no voy a tener la privilegiada libertad que tiene mi hermano, y es por ello que entonces me pregunto: esa gente que no entiende el movimiento feminista o que nos insultan con lo de: “feminazis”, ¿no os dais cuenta que todo lo que hacemos y todo lo que queremos es para y por una libertad y una igualdad que se deshaga de los asesinatos, agresiones y violaciones?
Sigo pensando que la gente tiene un concepto de feminismo erróneo, el feminismo no pertenece a ningún partido político, el feminismo debería ser entendido por todas las ideologías políticas. Cada día me sorprende más que haya mujeres que no le den importancia y no hagan nada por cambiar la situación, sino que sigan ahí mirándonos como si estuviéramos locas.
Y a ti, Laura, nunca estarás sola.
