Un gran impulsor del unionismo abandona su acta de Concejal en el Ayuntamiento de Puertollano
La Historia está condenada a seguir un ciclo heliocéntrico. Puertollano no ha sido la excepción que haya roto las reglas. Una de las voces políticas más consagradas de la localidad, Casimiro Sánchez Calderón, ha renunciado a su cargo de concejal en el Ayuntamiento.
Es cierto que su carácter octogenario no ha mermado su vitalidad y tenacidad. Pero al fin y al cabo, la edad no perdona y es un potencial grupo de riesgo en la pandemia por el COVID-19. De este modo, tal y cómo le dejó caer a Julián Camacho en su entrevista para Imás TV, ha estado complementando la formación política de María José Linde. Es la número dos del Partido Ibérico Íber en Puertollano. Por tanto, es la sustituta natural de Casimiro Sánchez Calderón.
No obstante, el propio Casimiro se niega a retirarse en términos espirituales. Continuará trabajando desde la sombra para que el iberismo llegue al panorama nacional mientras que no cesará su actividad filosófica. Al fin y al cabo, dejó la formación política a la que perteneció en años anteriores, el PSOE, en búsqueda de nuevos retos.
Casualmente, abandonó la formación de corte progresista hace quince años. Volvió a hacerlo de forma totalmente inesperada. Paradójicamente, abandonó el barco cuando Puertollano se preparaba para un gran año en términos de esplendor turístico, en 2005. Las divisiones internas en el PSOE comenzaron a acechar. Para colmo, la formación comarcal fue una de las más perjudicadas tras el pinchazo de la burbuja inmobiliaria.
La brecha se agrandó en 2014 cuando se dio de baja del partido, justo cuando Mayte Fernández, anterior alcaldesa, estaba comenzando un proceso de transición. Ponía fin a 45 años de militancia y la gota que colmó el vaso fue enfrentarse contra su pupilo, Joaquín Hermoso. Una de las principales discrepancias eran las políticas del propio Joaquín que invertía menor capital en el saldo de la deuda que el mismo Casimiro.
El objetivo no era otro que llevar el unionismo. Dicho movimiento defiende la alianza entre España y Portugal al panorama político. Sin duda, se trata de un gran eslabón que pretende equilibrar la fuerza que ha ofrecido el independentismo, sobre todo por parte de Cataluña y El País Vasco durante el vigente periplo democrático.
Ideas como limitar a doce años la remuneración en cargos políticos; crear un banco público para pequeños ahorradores; limitar los intereses que aplican los bancos al triple de los intereses que a ellos aplica el Banco Central Europeo; fomentar la agricultura y la ganadería ecológicas o desarrollar el cooperativismo como alternativa a la deslocalización de empresas son algunas de las ideas que pretende impulsar.
Para finalizar este reportaje, es necesario concluir desde las percepciones personales hacia una de las figuras políticas más emblemáticas de la región. Por mucho que servidor pueda discrepar profundamente sobre sus ideales, su persona denota vocación por la cultura y la bondad humana.