El paso del catalán por el banquillo verdiblanco no será el más recordado. Rubi es uno de los grandes culpables de la situación deportiva, pero no el único, y ese es un problema mayor.
El Real Betis Balompié despide a su entrenador. Esto no es noticia en Heliópolis, el club es una trituradora de técnicos y no parece que la situación vaya a cambiar con esta actual directiva. Rubi abandonó el Espanyol al término de la temporada pasada después de clasificar al equipo para la Europa League en la última jornada tras un muy buen último tercio de competición. Su fichaje por el Betis no fue nada fácil y se convirtió en un pequeño culebrón. Ha tenido a su disposición una buena plantilla para lograr objetivos europeos, algo descompensada, pero no para estar más pendiente del descenso que de Europa. Desde la pretemporada las sensaciones no eran nada buenas. Ganó muy pocos amistosos y el juego del equipo no era para ilusionarse. Empezó la competición y con un calendario asequible no tardó en situarse como farolillo rojo. A partir de ahí, no levantó el vuelo jamás.
¿Por qué no ha triunfado Rubi en el Betis?
A pesar de la buena plantilla había un elemento clave que no tenía el equipo: un pivote defensivo. William Carvalho se siente más cómodo cuando juega más adelantado, como ocurre en Portugal, y debido a sus problemas físicos, se cayó pronto del cartel. Hay que sumar a este lunar el nivel tan bajo que han ofrecido unos centrales que tienen nombre pero que no han estado a la altura de que lo que se pide a zaguero. Las transiciones defensivas del Betis son de patio de colegio y así es normal que hoy en día sea uno de los equipos más goleados de LaLiga. En el ataque, si no juega Joaquín, el Betis no gana. Un Betis que se acoge a los destellos de calidad de Fekir y a los goles de Loren, suplente del delantero que costó 30 millones de euros y que ha marcado tres tantos en 27 partidos. En lo deportivo, la trayectoria de Rubi en el conjunto verdiblanca es digna de tiempos pasados. Solo se salva la victoria ante el Madrid y los tres goles que anotó ante la Real Sociedad y al Athletic.
‘Más solo que la una’
Rubi no era la primera opción para ocupar el banquillo tras la marcha de Setién, quizás ni la segunda, y una muestra de ello se ve en el nulo apoyo que ha tenido. Haro y Catalán no querían prescindir de Setién y desde el primer día de la temporada 19-20 ya estaban planificando su vuelta. Imagínense cómo debe trabajar un entrenador cuando ve que sus directivos coquetean con la persona que cesaron y que estaban (o están) deseando volver a incorporar. El despido de Rubi también da que pensar. A las 19 horas del sábado se consumaba la derrota en San Mamés y el club hizo oficial a la 1:48h de la madrugada que ¡Alexis se ocupaba del primer equipo! Es decir, no se anunció la destitución, sino el nombre de quien pasaba a ser entrenador. Por eso y por algunos motivos más Rubi es la muestra de un club a la deriva.
