La Real Sociedad firma una temporada redonda, bien sea por estrenar estadio o por lograr los objetivos, con partidos que no caerán en el olvido.
Una nueva era
A pesar de cosechar una derrota en el derbi contra el Athletic en la jornada anterior, la Real Sociedad afrontaba la jornada 4 de LaLiga Santander con ilusión, recibiendo al Atlético de Madrid en el estreno de un nuevo Anoeta completamente reformado. Además, era la primera prueba para los nuevos fichajes frente a la que sería su nueva afición. Finalmente fueron ellos, los nuevos fichajes, quienes decidieron el partido con un resultado de 2-0.
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La Copa, el objetivo desde el primer día
La Copa del Rey es la competición que más ilusiona a los clubes del segundo o tercer escalón, incluso a los modestos con el nuevo formato de la copa. Cada partido, sin importar quien es el rival, te puede echar de la lucha por el trofeo y precisamente ahí está la clave, en afrontar cada una de las eliminatorias como si de la final se tratara, sin menospreciar al rival, respetándolo. Esa era la mentalidad de Alguacil de cara a cada partido, tomarlo todo como una final.
Becerril, Ceuta, Osasuna, Espanyol, Real Madrid y Mirandés, haciendo especial hincapié en los dos últimos, ha sido el recorrido de los donostiarras en esta Copa que ya será recordada por muchos. La Real visitaba el Santiago Bernabéu en cuartos de final, sin ser los favoritos. La primera parte fue “tranquila” y terminó 0-1. Pero la segunda parte fue una bomba; dos goles de Isak en 2 minutos, el 1-4, una roja y un resultado final de 3-4 marcaron uno de los partidos más emocionantes, vibrantes y agónicos de la historia de la Real.
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La semifinal se disputaba a doble partido, por primera vez desde el comienzo de las eliminatorias. Con un resultado (2-1) que dejaba la eliminatoria abierta y el partido de vuelta en Anduva todavía por jugar y, se respiraba nerviosismo en Guipuzcoa. Pero el capitán, desde el punto de penalti, marcó el único gol del encuentro, escribiendo así un nuevo capítulo para la historia txuri-urdin, clasificando a los donostiarras para la final de la Copa del Rey 32 años después.
La final
Seguro que será un partido recordado por muchos, no solo por las circunstancias, sino por el partido en sí, por su significado. Dos equipos, una rivalidad y un mismo objetivo, ambos se jugarán mucho, más de lo que una copa pueda valer; habrá entrega, habrá dolor, pasión y lucha. Por eso será, tanto para jugadores como aficionados, el partido más importante de sus vidas.
