El Celta desaprovecha la ocasión de distanciarse del descenso. El Leganés consigue virtualmente la salvación. Aspas acabó desquiciado.
El Celta sabía que hoy era una jornada propicia para dar un golpe sobre la mesa de la salvación. El Valladolid jugaba contra el Atlético, el Sevilla en Girona y el Levante en el Camp Nou. El Leganés, virtualmente salvado, tan solo se jugaba el orgullo de volver a vencer después de las derrotas ante el Villarreal y el Athletic.
Pellegrino, tras dos derrotas consecutivas de su equipo, volvió a jugar con su once de gala después de las rotaciones ante el Athletic. Escribá apostó por darle la titularidad a Jozabed en lugar del sancionado Okay. Boufal volvió al once tras haber cumplido la sanción por acumulación de tarjetas. Brais Méndez, que entraba por primera vez en una convocatoria después de su lesión, partió desde el banquillo.
Primera parte atascada
En un ambiente más vigués que pepinero, el Celta salió sin ideas en el medio del campo. La ausencia de Okay se notaba en exceso y el Leganés no tenía problemas para despejar el peligro visitante. El VAR tuvo que intervenir en un posible penalti en el área celeste a los pocos minutos de empezar el partido. Tras esta acción, el ambiente en la grada y en el campo se calentó. Protestas, faltas, gritos, que hicieron que el juego se enfriase.
Así las cosas, Butarque hizo efecto y su equipo se enchufó. Nyom llevaba el peligro del Leganés por la banda derecha, pero sus internadas nunca llegaban a buen puerto. Los saques de banda de Silva amenazaban a Rubén Blanco pero tampoco se materializaban en jugadas de peligro. La primera parte acabó con una entrada criminal de Recio sobre Hugo Mallo que se saldó con cartulina amarilla. Martínez Munuera se fue a vestuarios con una sonora pitada y el marcador con 0-0.
La segunda parte empezó tan atascada como acabó la primera. Como bien avisaban las cuentas del Leganés en redes sociales, Aspas era la principal amenaza. El objetivo para la defensa pepinera era parar al «príncipe de las bateas» como fuese. Y así lo hicieron hasta mediada la segunda mitad. Una combinación entre él y Maxi supuso que el Celta estuviese a punto de adelantarse en el marcador. El remate de Aspas lo saco bajo la línea de gol Siovas. El delantero vigués pidió penalti tras el choque con Cuéllar pero ni el árbitro ni el VAR lo vieron así.
En el minuto 70 ambos entrenadores aprovecharon para realizar cambios. Pellegrino cambió a sus delanteros por Santos y Carrillo y Escribá le dio minutos a Brais Méndez tras su lesión. Sin embargo, ninguno de los recambios sirvió de revulsivo que pudiese cambiar la tónica del partido. El Celta lo intentó más en los últimos minutos pero los dos equipos se repartieron los puntos.
El Leganés queda a la espera de lo que haga mañana el Girona para saber si es equipo de Primera un año más. El Celta avanza poco a poco en la pelea por la salvación.