El Getafe acumula dos puntos de nueve posibles en las tres primeras jornadas. A la vuelta del parón empezará su andadura por la Europa League.
Entrar en competiciones europeas al finalizar una temporada es una alegría. Para algunos, es el objetivo prioritario al comenzar el curso; para otros, una rutina. Pero existen muchos otros casos en los que algún equipo que no estaba invitado a la fiesta europea, se cuela. En esos casos, la alegría se triplica. Jugar en Europa es sinónimo de ilusión, y más aún para una afición que no está acostumbrada a ello. Tener el privilegio de ver a tu equipo combatir en una fase de grupos por estadios europeos está al alcance de, exactamente, 96 equipos en el continente (64 en Europa League y 32 en la Champions). Este dato puede ser más espectacular contando que existen más de 10 millones de equipos en Europa.
Este año, uno de esos equipos no invitados a la fiesta pero que finalmente se coló fue el Getafe. El equipo del sur de Madrid hacía casi una década que no volaba por Europa. La mezcla del esquema de Bordalás con la implicación de los jugadores azulones supuso que el equipo acabase a las puertas de la Champions. La alegría por volver a jugar la Europa League se materializó en la última jornada de Liga.
@getafecf
Desde aquel momento han pasado tres meses y el curso 2019/2020 ya ha comenzado. De hecho, llevamos tres jornadas de una Liga que parece que volverá a ser impredecible para todos. Sin embargo, el Getafe no ha empezado con buen pie. Después de estos tres primeros partidos los azulones tan solo han conseguido dos puntos que los colocan en el fondo de la tabla. Es por ello que muchos se empiezan a preguntar si jugar la Europa League beneficiará a los intereses del equipo. Es obvio que jugar la UEL supone un impacto muy grande para el club y para la afición, pero también implica un esfuerzo físico inmenso, tan solo alcance de los más grandes. Dos partidos a la semana, viajes de muchos kilómetros, rotaciones,… Distintas variables que pueden afectar a los equipos con menos recursos.
Así la pasó a las aficiones de equipos como el Villarreal, Betis, Auxerre, Celta,… Que a pesar de ver jugar a su equipo en Europa, también vieron como en esa misma temporada descendía a Segunda División. Es pronto para sacar conclusiones de un equipo y de un entrenador que tienen mucho crédito, pero el síndrome europeo empieza a sobrevolar el Coliseum.
