Tras un inicio de liga que empezaba a preocupar de lo lindo a todo el entorno fuenlabreño, en la sexta jornada, al fin, el Urbas consigue su primera victoria del curso
Si se ganaba, parecía que iba a ser sufriendo. O al menos esa era la tónica de los primeros encuentros. Todo derrotas pero no muy abultadas. Pero contra todo pronóstico el cuadro del sur de Madrid dio una auténtica exhibición. Nadie imaginaría que después de una racha de cinco derrotas consecutivas, iban a conseguir la victoria con mayor diferencia de puntos a domicilio en toda la historia del club. No hay que vender la piel del oso antes de cazarlo, es frente a un recién ascendido, pero es una motivación que va a venir muy bien en el vestuario de cara a los próximos encuentros.
El encuentro comenzó muy igualado. El Gipuzcoa estaba haciendo una férrea labor defensiva. Sin embargo, una de las muchas incorporaciones veraniegas, Obi Emegano, tomó las riendas del equipo, y consiguió elevar la diferencia. Se iban al intervalo al segundo cuarto con 20-26 en el marcador.
El Fuenlabrada segundo anotando, y también haciendo una gran labor defensiva durante el segundo cuarto. De no ser por el congoleños Viny Okuo que fue la principal fuente de anotación, el cuadro visitante, se hubiera ido al descanso con una diferencia muy amplia en el electrónico (39-43).
En el tercer cuarto, los madrileños ampliaron ligeramente la diferencia. Dino Radoncic se batió en un duelo particular con el tirador visitante Marc García. Lo que provocó que el Urbas no consiguiera despegarse totalmente del conjunto local, y que se distanciara hasta los 7 puntos (55-62).
Pero en el último tiempo, un huracán procedente del sur de la Comunidad de Madrid iba a desplazarse hasta el norte de la península Ibérica, para arrasar en el Donostia Arena. Un huracán que llevaba balones de baloncesto, y que todos ellos tenían como destino, bombardear la canasta local. Pues eso, Melo Trimble y Emegano, fueron los principales bombarderos de la ofensiva fuenlabreña, que consiguió anotar 38 puntos en este último cuarto, veinte más que el cuadro de Donosti, que no pudo hacer nada por parar la eficacia de los de Javier Juárez.
Al final del partido, el marcador del pabellón señalaba 72-100. Una victoria clave para alzar la moral del vestuario, y para tener ilusión con el nuevo coach.
