‘Rojo’ fue la clara vencedora en el pasado Festival de San Sebastián con tres galardones, el de Mejor Actor, Director y Fotografía. El 2 de agosto llega a los cines de toda España.
Rojo es el tercer largometraje del director y guionista argentino Benjamín Naishtat, tras Historia del miedo (2014) y El movimiento (2015). Esta película es hasta ahora, la obra más ambiciosa y accesible del director, que si bien se pueden apreciar rasgos de sus anteriores filmes, tiene la suficiente fuerza y personalidad para sobresalir por encima de sus antecesoras.
La cinta está protagonizada por unas cuantas caras conocidas en el país argentino, como Darío Grandinetti (Hable con ella), Andrea Frigerio (El ciudadano ilustre), Diego Cremonesi y el chileno Alfredo Castro. Todos ellos componen un reparto sobresaliente que eleva aún más la calidad de toda la película.
El filme está ambientado en la década de los setenta, en el momento previo al golpe de estado militar y posterior dictadura. Claudio (Darío Gandinetti), un reputado abogado de provincia, espera en la mesa de un restaurante a su esposa. En su momento de espera, Claudio es increpado por un extraño hombre, que le obliga a cederle la mesa que está ocupando. El resto de vecinos no dudarán en defender a Claudio, pero ese breve encontronazo y su posterior reencuentro con el mismo hombre introducirán a Claudio en una espiral de secretos y venganzas.
FICHA TÉCNICA
- Duración:109 min.
- País: Argentina
- Dirección y guion: Benjamín Naishtat
- Música: Vincent van Warmerdam
- Fotografía: Pedro Sotero
- Reparto: Darío Grandinetti, Andrea Frigerio, Alfredo Castro
- Producción: Coproducción Argentina-Francia-Brasil; Ecce Films/ Bord Cadre Films / Desvia Produções / Pucara Cine / Sutor Kolonko
- ESTRENO: 2 DE AGOSTO
Las dos secuencias que abren el filme son magistrales. La primera muestra la fachada de una casa en la que diferentes personas van entrando y saliendo, con distintos objetos y vestimenta. La segunda, sin tener demasiada relación con respecto a la anterior sucede en el mencionado restaurante y la fuerte discusión entre el protagonista y el personaje interpretado por Diego Cremonesi, del que ya se deja intuir que alguno de ellos no va a salir demasiado bien parado. Tras un comienzo tan ágil poniendo el listón tan alto, el resto se vuelve mucho más sosegado y lento en su desarrollo. Esto no supone problema alguno, salvo que el espectador espere que toda la película vaya a mantener el mismo ritmo inicial.
El realizador, mediante el uso del zooms, de la cámara fija, los fundidos y un montaje sobrio, logra plasmar la tensión y violencia latente entre la gente del pueblo y de todo el país durante esos convulsos años, aunque de una manera bastante implícita. El gran trabajo que hace el director de fotografía, el vestuario y una música propia de la época consiguen dar un estilo muy setentero, alcanzando una ambientación de lo más atrayente e interesante que ameniza la trama.
Detrás de la aparente monotonía del protagonista y sus familiares, se oculta una gran crítica a la sociedad, la hipocresía y maldad del ser humano, así como una metáfora de la situación política que iba a llegar a dicho país en uno de sus momentos más oscuros de su historia reciente. Todo ello es contado por un humor negro muy particular que sorprende y aporta frescura a las escenas a priori más intrascendentes.
A pesar de todo esto, da la sensación que lo que cuenta se podría haber aprovechado mucho más, sobre todo lo relacionado a la trama del comienzo y la investigación que hace el inspector Sinclair (Alfredo Castro), sin duda uno de los personajes más interesantes y divertidos de la película al que se le echa en falta más peso e importancia, estando éste algo desaprovechado. Uno de sus problemas es que el director quiere contar mucho, lo que provoca que algunas de las subtramas existentes les falte desarrollo o se queden a medio camino.
En definitiva, Rojo es un filme notable arriesgado y original, como bien quedó demostrado tras su paso por la 66° Edición del Festival de San Sebastián, donde obtuvo tres importantes premios (Mejor Director, Mejor actor y Fotografía). El director apuesta por narrar una historia ya contada anteriormente, pero desde otro punto y perspectiva distintos. Si bien podría haber dado mucho más de sí después de un comienzo tan potente, sin ser capaz de satisfacer todas las expectativas presentadas, consigue ser sólida en su conjunto, creando un cierto aura de opresión y desconcierto durante toda la película. Benjamín Naishtat se presenta como uno de los nombres propios a tener en cuenta dentro del panorama del cine latinoamericano actual.