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Cultura

Rayden: ‘Tenía que llevar mi cabeza y mis emociones a un sitio límite para dar lo que nunca había dado’

Rayden con el vinilo de 'Sinónimo'. Foto: Alejandro Caballero

El pasado viernes 18 de enero, Rayden estrenó su nuevo álbum Sinónimo, con colaboraciones con Pablo López, Bely Basarte, Andrés Suárez o Iván Ferreiro. En TimeJust hemos hablado con él para que nos cuente cómo ha vivido el proceso de creación del disco y conocerlo un poco más

TimeJust: Tu último disco, Sinónimo, forma parte de una trilogía, junto a Antónimo, publicado en 2017 y Homónimo, que será el siguiente en salir. ¿Cómo te sientes ahora que ya se ha publicado?

Rayden: Liberado. Justo antes iba en el AVE y estaba hablando con Loreto Sesma, que es amiga, y me ha preguntado qué tal las emociones y las sensaciones. Y antes de la salida también estuve hablando con Iván Ferreiro, que me preguntó también si tenía ganas y le dije: “De lo que tengo ganas es de que deje de ser mi problema, para que sea el problema de la gente”.

Creo que es una de las sensaciones más bonitas. Has estado manteniendo, cuidando y mimando muchísimo un trabajo. Lo has protegido antes de que salga y, cuando llega al público, sabes que lo van a cuidar justo como lo harías tú, que van a hacer suyas las canciones y me van a quitar a mí de la ecuación.

Ahora estoy muy aliviado y con las emociones a flor de piel al ver que la gente ha acogido el disco tan bien. Pero sin duda, muy liberado.

TJ: Ha sido el primer disco en el que tú mismo te has encargado de la música y de la letra al completo. Al recaer sobre ti el peso total de la producción, ¿has sufrido o ha sido el disco que más has disfrutado hacer?

R: Este disco lo he sufrido, pero porque buscaba hacerlo más difícil todavía. Entonces sabía que tenía que ponerme en una situación muy límite, tenía que llevar mi cabeza y mis emociones a un sitio límite, para así poder dar lo que nunca había dado. Eso me ha pasado factura en forma de ataques de ansiedad. Cuando remueves tanto, luego tienes que volver a ubicar las cosas y saber gestionarlo. Ahora que el disco ya está fuera, sé que ha merecido la pena. Pero no lo he disfrutado.

Un día estuve en el estudio de al lado llorando por un ataque de ansiedad mientras Héctor, mi guitarrista, estaba grabando las guitarras de algunos temas. Pero no por miedo a que saliese mal, sino porque cuando creé el disco tuve que poner muchísimo, muchísimo. Entonces, llega un momento en que la cabeza y el cuerpo dice basta, porque así no se puede vivir.

Foto: Alejandro Caballero

TJ: En la preventa del álbum, ibas a firmar solo los 200 primeros. La cifra fue aumentando, pasando por los 500, 1.000, 2.000… ¿Cuántos fueron al final?

R: Al final fueron 3.200 creo. Fue muy loco. No me lo esperaba, para nada. Además, lo bueno es que durante las Navidades yo me había desentendido totalmente. Después, la gente de las oficias de Warner siguió preparando el lanzamiento y me dio por preguntar. Me explicaron que iría a la fábrica a firmarlo. “¿Y cuántos llevamos?” pregunté, y ellos me contestaron “Ah, ¿no te hemos dicho nada?”. Estuve firmando siete horas un día y al día siguiente me llamaron que faltaban por firmar otras tres horas más. Fui otro día y ya conocía a toda la gente de allí. Muy loco por los tiempos que corren ahora, en los que se venden menos discos. Y el vinilo ya casi está agotado. No sé qué ha pasado, pero que pase.

TJ: Es un disco con muchas colaboraciones, entre ellas la de Pablo López, que todo el mundo esperaba. En una publicación en Instagram escribiste que para ti es la mejor canción del disco. ¿Cómo fue trabajar con él?

R: Muy fácil. Creo que somos muy semejantes y conectamos en muchas cosas. Tenemos una concepción de la música muy pareja, en el sentido de intentar ser inabarcables, de hacer una música referencial sin atender a etiquetas, sin seguir lo que hacen los demás. Esta colaboración fue un poco por aclamación popular. Los dos nos admiramos, pero mucha gente nos emparejaba musicalmente y quería que hiciésemos algo juntos. Hemos hecho una cosa increíble y también la gente lo está entendiendo así. Hay mucha gente que lo llama “himno”, que es como “anda, ¿qué dices?”. Pero te quedas con el hecho de que lo están abrazando desde un punto muy sincero. Al final se ha quedado una canción que une muy bien la sinergia de su propuesta y la mía y de nuestros colores.

TJ: Ahora la gira ya está aquí. ¿Qué tienes preparado para el directo?

R: Empecé a hablar de muchísimas cosas buenas del disco y había gente que me decía que estaba poniendo las expectativas muy altas. Ahora me han dicho que incluso lo he superado. Pues ahora digo que el directo supera al disco, pero de largo. En los ensayos nos miramos todos y sabemos que está ocurriendo algo especial. Estamos casi a punto de llorar. Con el público no sé qué va a pasar.

La semana pasada ya empezamos a tocar en Huelva, pero al ser el mismo día de salida del álbum solo toqué cuatro canciones de él. La gente no se iba a aprender las canciones para entonces. Pero me he dado cuenta de que las canciones nuevas conectaban con un punto muy primario con la gente, que estaban ahí como en una especie de trance. Muy raro. Yo los miraba y decía “esto tiene una pinta…”. Así que la nueva gira será increíble.

TJ: ¿Cuál es la canción de Sinónimo que crees que disfrutarás más en directo?

R: Habla Bajito. Es un rollo como James Brown, que incluso me pongo a bailar y todo. Me conecto con el público y con mi banda. También Abrazos Impares, porque lo llevamos a otro punto. No es solo con piano, también con guitarra, bajo, batería, incluso más grande, rollo Imagine Dragons.

Foto: Alejandro Caballero

TJ: Recordando tu pasado, fuiste componente del grupo A3Bandas y Crew Cuervos durante un tiempo. Cuando empezaste a trabajar en solitario, ¿en algún momento te arrepentiste de haberlo hecho y pensaste en dar marcha atrás?

R: No, porque seguí formando parte de ellos en los primeros discos. Yo siempre decía que no quería sacar nada en solitario. La primera vez que pensé en sacar algo fue cuando otro componente del grupo dijo que quería sacar un trabajo en solitario sí o sí. Y yo por no quedarme años parado saqué algo. Al final por paradojas de la vida mira todo lo que ha desembocado. Quizás ha sido lo mejor que me ha pasado eso, pero nunca se sabe.

TJ: En los últimos años has escrito varios discos, con canciones muy diferentes entre ellas, pero aun así la gente se empeña en encasillarte en un género musical. Tú, en cambio, en varias ocasiones has dicho que aspiras a ser un género en sí mismo, que sea reconocible. ¿Crees que lo estás consiguiendo?

R: Creo que sí y bastante. También por lo que me dicen compañeros y compañeras de profesión y personas que admiro. Cuando ves que Kase O, Andrés Suárez o Leiva, incluso Pablo López, me dicen “es que tú eres un género” o “si escucho pocos segundos de una canción sé decir si es tuya”., eso es a lo que aspiro. Hay muchos medios que les encanta decir “Rayden, el nuevo X”. Yo no quiero ser el nuevo X. Me chirría mucho porque lo máximo que aspiras es a ser un sucedáneo de alguien. Por eso, con todo lo que he aprendido a nivel musical ofrezco mi propia propuesta.

TJ: Tus temas gustan a muchísima gente; solo hay que ver la acogida que ha tenido el último disco y todos los mensajes de apoyo que has recibido en las redes sociales. Sin embargo, como todos los artistas, también hay personas que, aunque respetan tu trabajo, no acaban de conectar contigo. ¿Por qué crees que pasa esto?

R: Primero, porque tiene que haber de todo. Segundo, porque si le gustase a todo el mundo estaría haciendo algo mal. Creo que no tendría ese punto exclusivo. He leído comentarios tipo “Por mucho que lo anunciéis no pienso escucharlo”. Pues ahí hay una anti-meritocracia. Te chirría solo que esté en boga. También, alguien que a lo mejor sea seguidor del rap ortodoxo dice que me he vendido solo por tener una propuesta musical más abierta o porque colaboro con gente de otros estilos. Lo que sí tengo claro es que si intentase contentar a la gente no estaría pasando esto que está pasando, en el sentido positivo. Todo está creciendo mucho y, para bien o para mal, a mí me da igual. Yo si siento algo y lo quiero hacer de una forma, tiro para adelante con ello.

TJ: No solo haces música, sino que también has escrito dos libros de poesía y en marzo sale el tercero, titulado El mundo es un gato jugando con Australia. ¿El proceso de escritura del libro fue paralelo al de Sinónimo?

R: El mundo es un gato jugando con Australia lo escribí al terminar el disco. Es mi mejor libro de largo, al igual que Sinónimo es mi mejor disco. Que a ver qué hago en Homónimo porque me he metido en un lío yo mismo. El libro me ha pillado en un momento muy prolífico y encontraréis cosas muy diferentes al disco. A veces escribo versos que me sirven para escribir canciones. Por ejemplo, de Terminamos y otros poemas sin terminar o de Herido diario he cogido algún verso para Los Dioses También Sangran o Beseiscientosdoce. Me gusta autocitarme, pero en este libro creo que no he metido ningún verso de canciones.

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