En Sunny Sunny Ann!, Miki Yamamoto nos muestra los fragmentos de una vida en la carretera, ambientada en Estados Unidos
Si hace bien poco destacábamos el cuidado exquisito de Astiberri en la selección de mangas que incorporar a su catálogo, a propósito de la deliciosa La cantina de medianoche, en esta ocasión queremos centrarnos en el que ha sido su último lanzamiento procedente de Japón, justo antes de la crisis sanitaria que ha paralizado la industria: Sunny Sunny Ann!, de Miki Yamamoto.
Ann vive en su coche. Lleva una vida sin ataduras y en ocasiones se prostituye para conseguir algo de dinero. Es, ante todo, libre: ella elige dónde aparca, dónde duerme, e incluso con quién se acuesta, porque utiliza su cuerpo para ganar dinero, pero no lo vende a cualquier postor.
La primera historia nos sirve para conocer a Ann. Atisbamos sus preocupaciones, entendemos mejor su forma de ser, la vida que lleva y cómo encaja en una realidad dirigida a un modo de vida completamente diferente al suyo. Nos permite habituarnos a ella, pero también comprender hacia dónde nos quiere dirigir Miki Yamamoto en realidad, algo que se desarrolla con mucha más claridad y libertad a partir de la segunda historia, Edward y Laura.
Gráficamente resulta muy refrescante, con un dibujo apresurado, con una gran carga de tinta, de líneas gruesas. Algunos detalles, como el vestido o el pelo de Ann, están en constante movimiento, vaporosos, desafiando la gravedad. Y es que Ann pasa flotando por la vida, en una sociedad arraigada, anclada al suelo, con profundos cimientos que se hunden en la tierra.
Reflexionando sobre temas como la libertad individual, la presión social o la independencia femenina, Yamamoto construye una serie de relatos que anticipan la voz de una generación de mujeres que rompen moldes, convirtiendo en algo más cotidiano lo que hasta ahora resultaba excepcional. Al final del libro, Ann, en cierto modo, cede el testigo a otro personaje con carencias afectivas, enseñándole a tomar las riendas de su vida y a ser fuerte más allá del rol que le impone la sociedad.
Sunny Sunny Ann!, al igual que su protagonista, rompe moldes, lo que le valió a Miki Yamamoto el Premio Cultural Osamu Tezuka en 2013 dentro de la categoría de autores noveles. Ahora, gracias a Astiberri, podemos montarnos en el coche de Ann y compartir al menos una parte de su viaje.