No solamente ha inspirado una de las series más tiernas y personales de Netflix, también el mundo del tebeo juvenil ha vuelto sus ojos hacia la huérfana pelirroja.
El clásico de Lucy Maud Montgomery sigue vivo más de un siglo después de su primera publicación, en 1908. De la mano de Mariah Marsden y a través de los lápices de Brenna Thummler, nos adentramos en la granja de Tejas Verdes para acompañar a los hermanos Cuthbert en la decisión que cambiará sus vidas para siempre.
Cuando Ana llega a Avonlea, su presencia revoluciona las vidas de todos sus habitantes. Especialmente la de sus padres adoptivos, Matthew y Marilla, pero también la del resto de los vecinos. Una vida de desgracias había dotado a la pequeña huérfana de una tremenda capacidad imaginativa, una coraza contra las penalidades y a la vez una lupa con la que mirar toda la belleza que el mundo tiene para ofrecer.
Es precisamente la belleza, aquella que se encuentra en la naturaleza que nos rodea, pero también la que emana de la bondad de los corazones puros, la que deslumbra constantemente a Ana y la que obra el cambio, de la hostilidad hacia lo desconocido al afecto sincero, entre los habitantes de Avonlea.
Y si bien esa sensación emana de la historia ya desde el germen del original, es sin duda Brenna Thummler quien consigue dar personalidad a esta historia. Emplea un diseño de personajes singular y expresivo, pero es el uso del color lo que realmente marca la diferencia. Thummler recurre a colores brillantes con una paleta que varía en función de las estaciones y de las emociones que ocupan cada momento. A la hora de definir el dibujo, huye de las líneas negras y en su lugar se apoya en distintos colores, del verde al malva, en función del color de cada pasaje.
La edición que propone Maeva es sencilla, ante todo funcional, pensada para un público infantil y juvenil. Al ser un formato compacto, el arte de Thummler queda constreñido a veces al tamaño de la página, y aunque esto es una lástima (algunos paisajes y viñetas son realmente cautivadores), la pérdida es muy pequeña en comparación con el mundo de posibilidades que se abre, con esta adaptación, para acercar Ana de las Tejas Verdes a nuevos lectores.
