Pobreza, prostitución y drogas pintadas de tonos pastel. Coloreadas por la inocencia de tres niños que manejan el lenguaje adulto, cuya cotidianidad retrata la realidad del utópico sueño americano. Esto es The Florida Project, la última película de Sean Baker
Moonee (Brooklynn Prince) es una niña de seis años que vive con su madre (Bria Vinaite), una mujer soltera, en paro y adicta a los porros, en un motel en Florida. La trama está situada en torno a la miseria que rodea las vidas, no solamente de Moonee, sino también la de sus amigos Scooty y Jancey. Un retrato de la pobreza desde la inocente y feliz mirada de un niño que no se ve a sí mismo como víctima.
Toda la historia se ubica en Florida, y no de forma casual. El objetivo de Baker es lograr crear un micromundo articulado a través de una constante contraposición. Es en este estado donde se encuentran los parques temáticos más reconocidos a nivel mundial, Disney World. A través de una misma localización, el director pretende enfatizar la tremenda desigualdad en la que está sumida la sociedad americana. Por una lado, las familias que no son capaces de permitirse una vivienda propia. Por otro, Disney World, el reino donde todos los sueños son posibles, una metáfora del prometido sueño americano imposible de alcanzar.
The Florida Project está plagada de numerosas referencias a Disney. Las alusiones comprenden desde escenarios, entre los que destacan especialmente el nombre de los moteles como «The Magic Castle» o «Futureland», hasta mensajes en camisetas, fuegos artificiales o incluso la propia estética del largometraje, empapada de una paleta pastel que recuerda a los colores del complejo turístico.
El principal reto al que se enfrenta cualquier producción perteneciente a la categoría de «social» es el de poder conectar emocionalmente con el espectador. En este caso, el hecho de que los principales protagonistas de la historia sean niños es de gran ayuda. La espontaneidad de las interpretaciones hace que el público olvide la ficción y la película adquiera un fuerte carácter documental. Le sumerge en una narrativa tan realista que le impide permanecer impasible frente a la pantalla
The Florida Project evidencia una necesidad de cambio para que estas familias dejen de vivir sumidos en la precariedad. En una entrevista para El Periódico, el mismo Sean Baker reconocía sus películas como «una respuesta a todo aquello que no veo en el cine o la televisión, todo lo que se encargan de silenciar. Es hora de que haya un cambio».