La última película del maestro ruso Konchalovski muestra la historia de la masacre ocurrida en 1962 y se ha llevado el Premio Especial del Jurado en Venecia.
En blanco y negro y con una relación de aspecto menor que la del cine comercial, la cinta de Konchalovsky es un claro homenaje a la generación que le precedió, a las víctimas, que pone en claro el fanatismo y la tragedia. La historia narra lo sucedido en 1962 en la lejana ciudad de Novocherkassk, cuando los obreros de una fábrica se pusieron en huelga. Esta huelga fue castigada por el régimen moribundo que acalló las quejas a base de muerte y silencio. La cinta se ha llevado el Premio Especial del Jurado de Venecia.
Este duro golpe para la población lo vemos a través de los ojos de Luda, interpretada por Julia Vysotskaya, una funcionaria del partido que añora los viejos tiempos de Stalin y que ignora todo lo malo del gobierno.
Tras la desaparición de su hija después de la masacre de la KGB en la huelga, su vida da un giro total, puesto que tendrá que averiguar si murió como tantos otros jóvenes aquel día o consiguió sobrevivir.Lo que destacada de esta película además de la capacidad del director para transportar con exactitud al espectador a la Rusia Soviética, es el rigor de la búsqueda por la cual los protagonistas tendrán que pasar para averiguar la verdad, la angustia de Luda al encontrar pistas sobre el paradero de su hija.
Los espectadores descubren las cosas al mismo tiempo que ella y sienten lo mismo. El funesto destino que impregna cada dialogo, cada palabra y oscura escena impulsa el ritmo que pronostica el peor de los augurios.
La historia de Luda y su familia puede no ser real pero la masacre si lo fue y está claro que historias como la que cuenta Konchalovsky ocurrieron, y siguen esperando a que alguien las cuente.