El Festival de San Sebastián presenta sus películas en Sección Oficial y secciones paralelas. En esta jornada le ha tocado en sección oficial el turno a la española ‘Maixabel’, de Icíar Bollaín; y la francesa ‘Arthur Rambo’ sobre la cultura de la cancelación. En Perlak destacan ‘Las ilusiones perdidas’ y la Palma de Oro de Cannes ‘Titane’.
En la jornada de hoy se ha presentado a competición la francesa ‘Arthur Rambo‘, una película que sigue a Karim, un joven escritor de mucho éxito al que descubren una cuenta en Twitter llena de mensajes antisemitas, machistas, gordófobos y en definitiva: de odio que provocarán una cancelación en masa.
Pese a que la película trata un tema muy actual como es la cultura de la cancelación y cómo repercute en las personas que lo sufren, realmente Laurent Cantet decide no meterse en ningún jardín y ser totalmente aséptico ante las diferentes suceptibilidades que puede despertar esta historia.
Hay momentos y escenas interesantes, como por ejemplo lo rápido que empieza a crecer la bola de nieve de la cancelación sobre las personas; la repercusión que tiene en sus familiares y amigos más directos, o incluso si realmente, aunque pasen los años y hayamos cambiado -y sobre todo no pensemos igual- si nos arrepentimos de lo que dijimos en el pasado. La película termina abruptamente sin dar ninguna explicación y sin llegar a una conclusión clara: deja que el espectador piense y debata sobre el tema. Correcta.
Más tarde, también en Sección Oficial, se presentó ‘Maixabel‘, la nueva película de Icíar Bollaín, que trata sobre una mujer que pierde a su marido a manos de ETA, y ella decide participar en las jornadas de reencuentro con terroristas en la cárcel.
Pese a que podíamos esperar de esta una historia muy lacrimógena y emotiva, no se recrea para nada en la emoción; es mucho más contenida, y eso hace que el primer acto de la película tenga un ritmo irregular, que basa su éxito en el trío protagonista: al mando de todo se encuentra una Blanca Portillo estupenda, que estará nominada en los Goya, a la que quizás le falta un punto para llegar a interpretar el papel de su vida, pero que cumple con creces; el coprotagonista que es Luis Tosar, mostrando su arrepentimiento y su viaje lleno de dudas durante toda la cinta hasta el clímax final. Pero sin duda, la estrella de la película es Urko Olazabal, un casi descubrimiento que siendo secundario de esta historia se come la pantalla como un preso de ETA roto, que ha aprendido a vivir con lo que hizo desde la vergüenza, y que sin duda estará en la temporada de premios hasta un más que presumible Goya.
‘Maixabel’ es una muy buena película de Icíar Bollaín, que no es excelente, pero cumple muy bien lo que se espera de ella, es entretenida y emocionante -sin ser pornografía sentimental- y con unas interpretaciones muy buenas.
En la sección de Perlak se ha visto la francesa ‘Las ilusiones perdidas’, película a competición en el Festival de Venecia. En ella se cuenta la historia de Lucien, un chico que decide mudarse a París para ser escritor en la Francia del S. XIX.
Probablemente esta película de época sea una de las mayores sorpresas del festival: el espectador vive el viaje emocional y profesional de Lucien con él, cómo se va introduciendo dentro de la alta sociedad francesa; y se tratan cuestiones tan interesantes y actuales como las fake news, la importancia de la prensa escrita, la crítica o incluso la escala social desde el prisma del S. XIX.
Por último, se ha podido ver una de las películas más esperadas de esta edición: la flamante última ganadora de la Palma de Oro en Cannes 2021, ‘Titane’.
No vamos a desvelar el argumento de ‘Titane’, tan solo la primera escena: una niña sufre un accidente de coche y debido a una fractura en el cráneo le tienen que colocar una placa de titanio.
¿Qué es esta cinta de Julia Ducournau? Probablemente una de las películas más provocadoras y radicales que se hayan visto en un festival de cine en los últimos años; no hay una Palma de Oro igual ni una película que se la parezca. La directora que en ‘Crudo’ ya llevaba bastante al límite al espectador para tratar temas como el paso de la niñez a la adultez o el sexo, en esta ocasión ha ido todavía un paso más allá hasta alcanzar cuotas absolutamente demenciales.
‘Titane’ no es una película accesible ni es para todo el mundo: en ella aparece explícitamente todo lo que imaginamos, dejando claro en todo momento que no va a haber ningún tipo de concesión al espectador; risas nerviosas en el pase convirtieron a este largometraje francés en una de las experiencias del festival. Lo que viene a contar ‘Titane’ es como de complicado encajamos en el mundo por nuestros traumas del pasado, como las personas pueden encontrarse en sus peores momentos y cómo hay que dejar de lado las expectativas para dejarse llevar por la corriente.
Ducournau ha creado una película de culto, con una dirección excelente y caótica, que se recordará como una de las Palmas de Oro más reivindicativas de los próximos 20 años. O la amarás o la odiarás, pero no hay término medio.
