Vanesa Martín deslumbró a Sevilla desde el escenario del Icónica Fest con un espectáculo lleno de verdad
Lo de Vanesa Martín con Sevilla es algo que no se puede explicar. La comunión con el público y el amor de la malagueña por la ciudad hispalense son la conjunción perfecta para que salten chispas sobre el escenario cada vez que la artista actúa en la capital andaluza.
El pasado jueves 29 de junio, Martín actuaba además en un escenario tremendamente especial, la Plaza de España, como parte del Icónica Fest. Antes incluso de aparecer la artista sobre las tablas, el sonido y las luces proyectadas en los muros que rodeaban el escenario crearon una atmósfera envolvente y perfecta para una noche inolvidable.
La noche en que Vanesa Martín supo detener el tiempo
Desde el inicio, el espéctaculo que ha preparado la malagueña para su gira Placeres y pecados demostró ser muy flamenco, muy pop, muy sentío y muy bailable, muy «marca de la casa» de la artista malagueña.
Con americana azul y una capa de gasa blanca, Martín arrancó con Frenar enero y Nunca me conoció. Los ojos iluminados, como a punto de arrasar en lágrimas o como una sonrisa gigante, no se le secaron en toda la noche.
Y el tiempo en Sevilla pasó de forma diferente durante la noche del jueves. La artista parecía capaz de deternerlo cuando apretaba los puños y cerrraba los ojos con fuerza, sintiendo cada palabra y dejando a los presentes con la respiración contenida y el corazón en un puño. Sin embargo, a ratos los minutos corrieron demasiado deprisa, y las más de dos horas que duró el concierto a más de uno se le hicieron demasiado cortas.
Un concierto donde el último trabajo se fundió con clásicos de discos anteriores
Llegaron después otras canciones de Placeres y Pecados, como Mejor de lo que contaste, Dinamita o Imán. Quedó claro que Vanesa Martín no rehúye, sino que abraza, los placeres y pecados de la vida, sabiendo que son las dos caras de una misma moneda.
También hubo tiempo para canciones tan queridas por el público como Inventas o Te has perdido quién soy -uno de los grandes momentos de la noche-. Y espacio para esas segundas partes que, si bien a ella nunca le funcionaron, reivindica en Cuando no estabas. Después, encadenó 9 días, Hábito de ti, Sintiéndonos y Nuevo verano, sin dar tregua a un público ya por entonces completamente entregado.
Y Vanesa Martín supo hacer en Sevilla eso que domina como nadie. La artista sabe cómo entregarse por entero a su público dejando a la vez a los presentes con ganas de más, con la sensación de que queda algo por resolver para la próxima ocasión.
Una regalo en forma de sevillana
«Qué locura este abrazo gigante». Fue una de las primeras frases que pronunció la cantante sobre el escenario. Y es que no esconde Vanesa Martín su amor por Sevilla, y el público de la ciudad hispalense sabe cómo agradecérselo. Coreando cada canción, tomando el relevo con maestría cada vez que la artista les cedía el micrófono, o tocándole las palmas en cuanto había oportunidad.
Por su parte, Martín confesó que Sevilla era «una de las plazas que me pone más nerviosa, y también que más me ilusiona». Y quiso regalarle a sus seguidores una sevillana compuesta por ella misma, que arrancó tantos «oles» como lágrimas del respetable. Antes, sola con su guitarra sobre el escenario, había interpretado 90 minutos acompañada por el público a cappella.
La libertad por bandera
Y si bien la malagueña nunca ha escondido quién es, y se ha revindicado en muchas de sus canciones, su pregón en el Orgullo de Sevilla la pasada semana supuso un paso más en su compromiso con la lucha del colectivo LGTBI. No solo por sus palabras, claras y comprometidas en «momentos difíciles», sino por He sido, la canción que escribió para ese momento y es ya su himno más reinvindicativo. El tema se publicó oficialmente el mismo día del concierto. También defendió la libertad de ser y amar antes de interpretar De tus ojos y su «que no se asuste nadie si nos miran, y ven que nos miramos diferente».
Un espectáculo donde no faltó de nada
Se arrancó también con Y yo latiendo y Marzo, cantándole a una Sevilla que, cómo no, le tocaba las palmas. También con Polvo de mariposas, La piel y Arráncame, sosteniendo el corazón de los presentes en una de esas notas que en su voz se hacen eternas. Hubo momentos más bailables, como Aún no te has ido o Toscana, demostrando que en el arte cabe todo y encasillarse sería limitar la magia.
…Y vuelo puso el punto y final una noche de esas que se hacen difíciles de olvidar. Por el sentir, por el arte, por la entrega. Un concierto solo al alcance de unos pocos artistas. Qué alegría que Vanesa Martín esté, sin duda alguna, entre ellos.