El presidente asturiano, Adrián Barbón, ha solicitado este lunes el confinamiento domiciliario y ha sido rechazado por el Gobierno. Salvador Illa ha trasladado que «en el escenario actual, no se contemplan confinamientos domiciliarios en nuestro país».
Salvador Illa, ministro de Sanidad, ha insistido en que «el abanico de medidas» que se ha puesto a disposición de las comunidades autónomas «es suficiente» y ha explicado que «cuando uno tomo medidas se tarda entre 10 y 15 días en ver resultados».
Rafael Cofiño, director de Salud Pública, ha enumerado todas las restricciones que entrarán en vigor desde el miércoles: suspensión de actividades minoristas, salvo esenciales; suspensión de actividad comercial en grandes superficies y centros comerciales; suspensión de actividad presencial en la Universidad; suspensión de congresos, reuniones, seminarios y conferencias; suspensión de espectáculos públicos y recreativos.
Las actividades que quedan exentas del cierre son comercios de alimentación, de bebidas, de artículos de primera necesidad, farmacias, parafarmacias, ópticas, prensa y revistas, estancos, talleres, ITVs, equipos tecnológicos, tintorerías, lavanderías, peluquerías y recogidas de comidas. Además se mantendrá en marcha pero con control estricto de las normas sanitarias, la educación desde cero años hasta los cursos de Bachillerato y FP.
El presidente asturiano ha calificado este momento como crítico en la segunda ola de la pandemia y ha admitido que su gravedad ha superado incluso las previsiones. Estas medidas han sido tomadas para evitar el «colapso sanitario» dentro de un sistema hospitalario en un situación «límite».
Cofiño ha reiterado la importancia de crear «burbujas sociales» para controlar totalmente los contactos entre personas y ha instado a reducir al máximo las relaciones sociales o familiares. La zona que más preocupa es la de Gijón, mientras que Oviedo y Avilés muestran una línea más estable; aunque las tres ciudades permanecen bajo un cierre perimetral.