Son muchos los edificios antiguos que se mantienen en pie gracias a los principios elementales de la arquitectura que han hecho que, a día de hoy, muchos de ellos estén casi intactos a pesar de contar con gran antigüedad tanto en estructura como en ornamentación.
Sin embargo, no todo es el diseño y la apariencia en los edificios, ya que la seguridad y la integridad del mismo depende mucho del cuidado que se les dé.
Estrictamente, si hablamos de seguridad, es importante que los edificios de más de 50 años de antigüedad pasen el Informe de Evaluación de Edificios cada diez años, para poder avalar la buena conservación del edificio y, además, que se cumplen todas las normas en relación a la accesibilidad universal y a la eficiencia energética del mismo, de tal modo que si alguna regla o pauta no se cumpliera, se pueda solucionar y así seguir manteniendo la integridad y seguridad del edificio y de todos aquellos que vivan, trabajen o estén en contacto con él.
¿Y qué sucede con aquellos edificios que no superan los 50 años de antigüedad?
Hay muchas construcciones que aún no han alcanzado el medio siglo de edad, pero que envejecen a un ritmo rápido. Es por este motivo que, en los últimos años, la tendencia en las comunidades de propietarios ha sido la de rehabilitar espacios comunes y realizar obras de antemano para evitar sufrir problemas de seguridad en los edificios y prevenirse antes de que toque pasar la IEE o ITE y haya problemas que pudieran haberse solucionado con anterioridad.
Todo esto está dando pie a que en el mundo de la construcción, la rehabilitación de interiores o la especialización en adaptabilidad, haya supuesto un auge en el sector y, por tanto un aumento del trabajo, lo que sin duda no es más que una buena noticia para todos los trabajadores del sector de la obra y la construcción.
