En su fuerte apuesta por el seinen, ECC Ediciones nos ofrece la publicación en dos volúmenes de Adam y Eve, la última obra de Hideo Yamamoto con dibujo de Ryôichi Ikegami.
A Hideo Yamamoto lo conocíamos ya de la publicación (inconclusa) de Homunculus por parte de Ponent Mon, así como de Ichi The Killer, un manga que fue adaptado como live action por Takashi Miike, uno de los maestros del cine japonés de terror y violencia. Las referencias de Ryôichi Ikegami no eran menos importantes: es responsable de títulos como Crying Freeman, Santuario o Mai, la chica con poderes.
La sinergia entre ambos autores da como fruto Adam y Eve, un interesantísimo manga breve, de dos tomos de extensión, en los que se plantea un misterioso ataque a una reunión todavía más enigmática de altos miembros de la yakuza.
Los congregados en el reservado en el que tiene lugar buena parte de la acción poseen habilidades agudizadas en torno a cada uno de los cinco sentidos, y se acompañan de chicas con los ojos vendados para mantener el anonimato de los presentes. Sin embargo, pronto descubrirán que no están solos, sino que les acompañan dos desconocidos invisibles, de los que tienen como única pista sus zapatos.
Así, mediante este recurso que coquetea con la ciencia ficción, Ikegami puede desarrollar su gran talento expresivo haciendo visible lo invisible y demostrando un dominio de los diseños anatómicos de gran dinamismo.
A su vez, Yamamoto consigue plantear una historia original dentro de un género tan limitado como el de la yakuza, que termina acudiendo siempre a una serie de elementos recurrentes. La invisibilidad como recurso real para infiltrarse en una reunión secreta estimula la imaginación, al tiempo que se ve enriquecida por las alusiones a los cinco sentidos, casi en clave de thriller.
Adam y Eve supone, en definitiva, una interesante aproximación al género yakuza, a través de una historia original que se aleja de los tópicos más manidos, acompañada de un excelente dibujo. ECC la presenta en dos sencillos tomos con sobrecubierta.