El presidente, detenido por corrupción; y además, en descenso en la Ligue 1 y sin casi opciones en Europa
No le puede ir peor al Mónaco, se encuentra penúltimo de la Ligue 1 y prácticamente sin opciones de seguir vivo en Europa.
Si ya no hubiera bastante leña en el fuego, el presidente, el ruso Dmitri Rybolovlev, fue detenido el pasado martes por corrupción, tráfico de influencias y complicidad. Además, el diario digital francés, Mediapart, acusa a Rybolovlev de sustraer dinero de la venta de Kylian Mbappé para fines personales. El Mónaco ha negado este hecho mediante un comunicado.
El mal momento deportivo va irremediablemente ligado al escándalo de Rybolovlev. El castillo de naipes del ruso en el Principado se desmorona, y el que lo paga es el Mónaco.
La mala planificación y la corrupción hace que sea inevitable que pase factura a un club que vislumbra un futuro incierto a la par que complicado y eso que hace menos de años el Mónaco estaba en un momento de esplendor.
De semifinalista de la Champions y campeón de la liga francesa a estar en una crisis profunda de la que difícilmente se sale.
Prácticamente no queda ningún rescoldo de aquel magnífico conjunto de la 2016/17. Bajo la batuta de Leonardo Jardim, los Mbappé, Falcao, Bernardo Silva, Fabinho sometieron al PSG y estuvieron a un peldaño de la final de Cardiff.
Tal desplome tiene su explicación principal en la desmantelación, es decir, en la fuga masiva de casi todas las piezas clave. La pasada temporada ya no estaban Mbappé, Bernardo Silva, Bakayoko y Mendy. Pese a ello, aún había suficiente base para competir. Al menos, en la Ligue 1, Falcao, Subasic, Moutinho, Fabinho y Lemar sellaron la clasificación para la Champions.
Este año, sin Lemar, Fabinho y Moutinho la debacle ha sido total y absoluta. De la columna vertebral sólo se mantienen Falcao, Subasic, Sidibé, Glik y Jemerson.
A excepción de Benaglio, Jovetic y Chadli, se ha apostado por invertir (los traspasos dejaron cuantiosas sumas) en diamantes por pulir. Se fichó a Tielemans, Barreca, Rony Lopes, Golovin, Henrichs, Mboula, Ahoulu y Diop… El problema, el rendimiento inmediato. El plantel tiene futuro, pero actualmente peca de inexperto. Está aún verde.
La crisis propició un cambio en el banquillo que no está resultando. Salió Leonardo Jardim y se apostó por Thierry Henry.
Curiosamente, Tití ha empezado su periplo cómo técnico en el mismo equipo en el que debutó y se formó como jugador. En su primera aventura en solitario cómo técnico, el campeón del Mundo de 1998 no está siendo el revulsivo esperado: dos empates y tres derrotas. El principal reto para Henry pasa por levantar el ánimo a un grupo hundido en lo anímico. Sin confianza. A partir de ahí, la principal baza para recuperarse está en Falcao. Thierry Henry necesita los goles del tigre para enderezar el rumbo y echarle freno a la caída libre del Mónaco.