Gabi Fernández, a su lado yo estaré

Querido CAPITÁN Gabi, hoy ha llegado el día de su marcha, ese día que los colchoneros nunca nos imaginaríamos, porque hoy se va un trozo de nuestro escudo, uno de los máximos representantes de la elástica rojiblanca

Gracias por derrochar coraje y corazón en cada uno de los 412 partidos en los que se enfundó la casaca de las rallas canallas y por lucir ese brazalete con más orgullo que ninguno.

Bendito día ese 21 de enero que debutó de la mano de Gregorio Manzano, donde nadie esperaba que comenzase la larga trayectoria de uno de los emblemas del Atlético de Madrid.

Tras media docena de partidos se marchó cedido al equipo vecino del sur de Madrid en la temporada 2004-2005, demostrando su valía en la Primera División Española.

Tras dos años en el club, se llevó a cabo su traspaso al Real Zaragoza en el 2007, un erasmus de 4 años con previsión de que volviera, ya que el Atlético ejerció su recompra en 2011.

Esta tercera, y esperemos que penúltima etapa como indio, ha estado plagada de éxitos, liderada y capitaneada por aquel Gabi que tal y como reconoció muchas veces, sin escuchar ofertas importantes de otros clubes aceptó sin dudar la propuesta colchonera para hacer historia en el equipo de su vida.

Durante ese período hemos ganado trofeos, pero nadie como usted fue digno de levantar esa copa de la Liga en la 2013-2014, completando una de las hazañas más importantes a nivel nacional de la historia del club.

Nadie más que usted merecía marcar ese 3-0 en la última final europea, que tanto celebramos en Lyon como en nuestras casas, al grito: “¡Tenía que marcarlo Gabi!”

Todos los rojiblancos tendremos esa espinita clavada de que no fuera elegido por el seleccionador nacional para representar a “la Roja” en el Mundial de Brasil, como se había ganado con sus actuaciones en el terreno de juego.

Gracias por ser el entrenador dentro del terreno de juego, por representar los colores rojiblancos allá por donde va, porque sus palabras representan a las de toda la afición y por poner a su club donde se merece, en la cúspide del fútbol nacional e internacional.

Porque daba gusto verle con sus casi 35 años, sacar al equipo adelante con su presión y esfuerzo hasta el último minuto honrando el escudo de su pecho, porque cuando se le daba por acabado siguió callando bocas.

Se ha ganado el derecho a decidir cual va a ser el próximo paso de su carrera, pero aquí le esperamos con los brazos abiertos, ya que nunca podremos decir adiós al mejor capitán de la historia del Atlético de Madrid.

Cualquier homenaje será insuficiente para todo los que nos has dado, pronto, todos sus hinchas volverán a enloquecer, hasta siempre don Gabriel, Forza Atleti y a vencer.