El conjunto hispalense fue superior al conjunto alemán en gran parte del encuentro, pero pecó de inocencia en los metros finales. Un incansable Jesús Navas y un buen Banega pusieron fe en una remontada que estuvo lejos de producirse. El Tucu Correa, que fue expulsado al final, tuvo la más clara con un remate al larguero
El Sevilla mereció más en esta eliminatoria, sólo en los 30 primeros minutos del segundo tiempo del partido de ida no fue superior a un Bayern del que se esperaba bastante más. El equipo andaluz tiró de orgullo y creyó arropado por 3.000 sevillistas que se desplazaron hasta el Allianz Arena.
El partido comenzó con dos ocasiones de los bávaros, pero a los cinco minutos Banega se apoderó del balón y dió sentido a los ataques sevillistas. Se echó en falta hoy mayor presencia del Mudo Vázquez y Sarabia, pues Ever no encontró socios por delante y el peligro se redujo a las internadas de un inconmensurable Jesús Navas. No faltó tampoco polémica, puesto que un remate en el área del Tucu dió en la mano de Boateng y, aunque fuese totalmente involuntaria, cortó la trayectoria del balón.
El peligro del equipo aleman fue conducido por James y Robben. Este último desbordaba con una chispa anormal para su veteranía, pero sus centros fueron cortados en su totalidad por una pareja de centrales que volvieron a mostrar un gran nivel, en especial y como viene siendo habitual Lenglet, que desquició a Lewandowski tanto en la ida como en la vuelta, como ya hiciera con Lukaku en los octavos de final. Se llegó al descanso con pocas ocasiones pero con la sensación de que con algo más de mordiente, los andaluces estarían por delante.
La escasa intervención del Mudo Vázquez y Sarabía entre líneas dejó sin socios a Banega
En el segundo tiempo la tónica del partido no cambió. Ever perdió protagonismo, muy mermado por el esfuerzo físico en la primera parte, pero Nzonzi asumió galones. Los de Montella lo seguían intentando con más corazón que otra cosa y entonces llegó la jugada que lo pudo cambiar todo. El 10 del Sevilla sacó una falta en el lateral y un gran testarazo de Correa conectó con el larguero. Ese 0-1 hubiera significado un cambio radical en el guión del partido, y quién sabe lo que hubiera pasado después.
Está claro que la fortuna no estuvo del lado del conjunto sevillano en esta eliminatoria. Claro ejemplo son los dos goles en propia en la ida, o este larguero en el partido de hoy. Después de esta jugada Banega disparó con peligro desde lejos en lo que fue la última ocasión con verdadero peligro del Sevilla. A partir de ahí, ni Muriel ni un participativo Sandro (que merece más minutos) ni mucho menos Nolito revolucionaron el partido de la forma que le hubiera gustado al entrenador italiano. Las últimas oportunidades fueron contras del Bayern debido al cansancio acumulado por los de blanco en el día de hoy, pero repelidas por una gran defensa y un David Soria muy seguro. La impotencia de Correa le llevó a realizar una fea entrada a Javi Martínez en el descuento del partido, costándole la roja directa.
El equipo andaluz ha logrado salir invicto de tres estadios míticos en esta edición de la Champions: Anfield, Old Trafford y el Allianz Arena
El conjunto de Vincenzo Montella no fue inferior al Bayern en ninguno de los dos partidos en líneas generales pero esto es fútbol y aquí mandan los goles, aunque sean en propia meta. El Sevilla se despide de una Champions que pasará a su historia por lo conseguido en la eliminatoria anterior y por ende, poder volver a disputar unos Cuartos de Final de esta competición 60 años después. Los 3.000 aficionados que viajaron a Alemania pueden regresar con el orgullo intacto y con la cabeza bien alta, pero con la rabia de que quizás, con más mordiente, se podría haber logrado algo más.
