Han sido doce, en total, las promesas: siete nuevos ministros, tres vicepresidentas que asumen un rango mayor, Miquel Iceta, que cambia Política Territorial por Cultura y Deportes, y María Jesús Montero, al añadir Función Pública al departamento de Hacienda.
El pasado sábado 10 de julio, el presidente Pedro Sánchez anunciaba una remodelación del Gobierno con la que se pretende llevar a cabo una renovación generacional, y donde las mujeres han pasado a tener un mayor protagonismo.
De este modo, tras publicar el BOE el cese de los ministros salientes, el nombramiento de sus sustitutos y la estructura resultante del nuevo Ejecutivo, acudieron al Palacio de la Zarzuela los doce nuevos ministros, quienes, provistos de mascarilla, han prometido sus cargos ante el rey, el presidente del Gobierno, Jaime Alfonsín, jefe de la Casa Real; Domingo Martínez Palomo, secretario general de la Casa Real, y Emilio Juan Gracia, jefe del Cuarto Militar de la Casa Real.
Las promesas han tenido lugar ante un ejemplar facsímil de la Constitución editado por las Cortes Generales en 1980 y abierto por el Título IV y artículo 100, que determina que los ministros son nombrados y cesados por el rey a propuesta del presidente del Gobierno. Este no se ha visto acompañado, como viene sucediendo desde que comenzó el reinado de Felipe VI, por un crucifijo ni por la Biblia.
La primera en prometer su cargo, previa lectura del correspondiente decreto de nombramiento, ha sido la nueva ministra de Justicia, Pilar Llop, quien ha confesado que espera cuanto antes que se desbloquee la renovación del Consejo General del Poder Judicial, así como destacó que «la Justicia debe ser vista, necesariamente, como motor de desarrollo social, de derechos humanos».
Después lo han hecho la vicepresidenta primera, Nadia Calviño; la segunda, Yolanda Díaz; y la tercera, Teresa Ribera. Por su parte, José Manuel Albares, nuevo ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, ha instado ha «reforzar» las relaciones con los países del sur, «especialmente con Marruecos», y ha sentenciado que es consciente de que «a España no le pueden ir las cosas bien dentro si no hacemos bien las de fuera».
A continuación, le tocó a María Jesús Montero, que asume la cartera de Función Pública, al abandonar la portavocía gubernamental. Posteriormente, Raquel Sánchez, que recibió la cartera de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, tras alabar a su predecesor (José Luis Ábalos), afirmó que «la democracia no crece con ladrillos, sino con derechos, y no hay dignidad sin vivienda, su función social es incuestionable». A su vez, la nueva ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría ha definido la educación como «instrumento eficaz de empoderamiento de la ciudadanía».
Luego, Félix Bolaños, nuevo ministro de la Presidencia y Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, destacó en todo momento su amistad con Carmen Calvo; y seguidamente, Isabel Rodríguez, tras recoger la cartera de Política Territorial, ha prometido «dejarse la piel» para estar «a la altura de las circunstancias», y ha afirmado esperar seguir la «senda» del recientemente fallecido exvicepresidente del Gobierno Alfredo Pérez Rubalcaba.
En penúltimo lugar, Miquel Iceta, que ha cambiado Política Territorial por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha reconocido a España como una «gran potencia» cultural y deportiva, y se ha propuesto hacer de ella una «superpotencia»; y Diana Morant, que ha recibido de manos de Pedro Duque la cartera de Ciencia e Innovación, ha expresado su deseo de mantenerse cerca de la ciudadanía para resolver los problemas que conciernen a la ciencia e innovación, a las cuales ha calificado como «la respuesta» y «el enfoque urgente para abordar la transición ecológica y digital», respectivamente.
