El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, compareció el pasado martes ante los medios para lanzar un mensaje de esperanza a los españoles: el 9 de mayo podría acabar el estado de alarma.
«El objetivo del gobierno de España es que una vez vencido el plazo del 9 de mayo, y por tanto del estado de alarma, no sea necesario prorrogarlo más». Con esta breve intervención, Pedro Sánchez se encargó de llenar de titulares todas las redes y medios españoles, y con ello, enviar un mensaje de ilusión a quienes ya no veían ninguna luz al final del túnel.
El segundo estado de alarma, en el cual aún nos encontramos, comenzó el pasado 25 de octubre, con una ampliación hasta el 9 de mayo, para evitar prórrogas consecutivas. En mayo el estado de alarma decaería con el fin de la validez del decreto, aunque el Congreso podría aprobar otro en cualquier momento. Durante este período de tiempo las restricciones no han cesado, hasta el punto de convivir con ellas de manera natural, como si hubiéramos vivido con estas limitaciones tradicionalmente.
Más de un año de pandemia nos ha sumido en un estado de eterna incertidumbre y pesimismo causado por la imposibilidad de ver un final. Acostumbrados a la actualidad imparable, en la que las noticias que hoy acaparan todos los medios, mañana dejan de interesar, la sociedad no ha tenido otra opción que desarrollar su sentido de la adaptación. Con la llegada de las vacunas en el pasado mes de enero, el desánimo generalizado doblegó su curva hacia un halo de esperanzas, que ha terminando hilándose con el mensaje de confianza que el presidente del gobierno pronunció ayer.
Pero, ¿es pronto para hablar del fin? Según datos del Ministerio de Sanidad, el 6,8% de la población española ha recibido la vacunación completa, mientras que el 13,52% ha recibido al menos una dosis. En las declaraciones de Sánchez, se aprometió que el 70% de la población española se encontraría vacunada para finales de agosto, o lo que es lo mismo, 33 millones de inmunizados. ¿Cómo estará la situación en mayo, fecha propuesta para acabar con el estado de alarma? Hay reacciones de todo tipo, desde la creencia en la eficacia y agilidad del proceso de inmunización hasta el miedo por las posibles consecuencias.
¿Qué significa realmente que el estado de alarma llegue a su fin? En primer lugar se eliminaría el toque de queda, no habría limitaciones horarias en materia de movilidad, al igual que se rompería con el número de personas establecido para reuniones privadas. Los cierres perimetrales finalizarían, pudiéndose realizar desplazamientos por todo el país sin controles en carreteras. Sin embargo, las comunidades autónomas mediante un sistema de cogobernanza podrán tomar medidas respondiendo a los escenarios que se planteen, al igual que se podrán controlar los aforos en espacios públicos como en el ámbito de la hostelería.
La cuarta ola empieza a dar señales de vida en un momento en el que aún se desconocen las consecuencias sanitarias de la Semana Santa. En todo caso, el final del estado de alarma no supondría el desenlace de la pandemia. Hay altas posibilidades de grandes rebrotes por descuidar el respeto al virus. El final está más cerca y la sociedad cada día tiene más interés en volver a la vida pre-covid, sin embargo es la responsabilidad ciudadana la herramienta más útil para acabar con esta crisis sanitaria.
