El Kanka acudió al Festival TerraCeo con su banda al completo, ofreciendo dos conciertos en la terraza del Auditorio Mar de Vigo.
La alegría invadió la terraza del Auditorio Mar de Vigo, tanto al mediodía como por la tarde. El Kanka actuó dos veces en el mismo día, pero su energía se mantuvo intacta y reinó el buen rollo. El público disfrutó bailando desde sus sillas al compás de las canciones, animándose a cantar y dar palmas.
La doble cita en el Festival TerraCeo supuso el regreso del artista al Auditorio Mar de Vigo, pues el año pasado ofreció un concierto en acústico en el hall. En esta ocasión El Kanka llegó al Festival TerraCeo con una multitud de instrumentos y su banda al completo: Álvaro Ruiz (guitarras), José Benítez (batería), Pedro Campos (bajo), Carlos Manzanares (teclado, saxofón, batería, percusión y acordeón) y Manin (percusión). Además, el concierto contó con un «marco incomparable» como definió el propio cantante.
A pesar de que estaba nublado y no se pudo disfrutar del atardecer -uno de los mayores atractivos-, se distinguían perfectamente las Islas Cíes en medio de la ría de Vigo. «Este é o mellor lugar para facer música, o mellor do mundo despois de Castrelos«, señalaba el alcalde de Vigo, Abel Caballero, que presentó la cita de la tarde. El regidor volvió a mostrar su rechazo a los rellenos de la ría que tiene previsto realizar el Puerto de Vigo por varias zonas, entre ellas justo delante del Auditorio Mar de Vigo. Durante su intervención, Abel Caballero calificó a El Kanka como artista «extraordinario» y destacó que era «o mellor que podíamos traer para facer tarde de música e tarde de diversión«.
Vigo vibra con El Kanka
A las 20:38 horas, El Kanka se subía al escenario solo para interpretar los primeros versos de Sabéis quiénes sois, introduciendo el gallego en el inicio: “amigos, compañeiros”. A mitad de canción su banda fue ocupando su posición en el escenario entre aplausos. El público comprobó así cómo cambia el tema al introducir más instrumentos. “Moitas graciñas, que alegría estar aquí otra vez. Os ha tocado a vosotros, no sé si por suerte o por desgracia, el segundo pase de hoy. Estamos quizá más cansados, con toda seguridad más borrachos”, confesaba El Kanka entre risas explicando lo bien que habían comido, consumiendo productos típicos de Galicia como el licor café.
En Querría volvió a hacer un guiño a Galicia cambiando en una ocasión “que he pedido una caña” por “que he pedido una Estrella [Galicia]”. Además, introdujo una expresión gallega al presentar Guapos y guapas con una reflexión: “Yo practico el culto al cuerpo, lo que pasa es que como sociedad me da la sensación de que en el equilibrio que nos brindaron los sabios antiguos entre la mens sana y el corpore sano… no hay más que echar un vistazo rápido a Instagram para darse cuenta de que estamos un poquito más inclinados hacia lo del corpore sano y estamos mandando lo de la mens sana un poquito al carallo. Está guay estar en forma y atractivo, pero hay que leerse un librito de vez en cuando”.
Desde el primer momento público y artista se fundieron en uno, siendo los asistentes los nuevos miembros temporales de la banda con la que El Kanka acudió a Vigo. Demostraron su complicidad cantando y dando palmas sin que fuera necesario pedirlo -aunque animados en ciertas ocasiones-, como si estuviera perfectamente ensayado. Además, el ambiente íntimo que se generó con los 500 asistentes propició conversaciones e intervenciones espontáneas que evidenciaron el disfrute de El Kanka, los miembros de su banda y el público. Así, de forma inesperada, Carlos Manzanares provocó las risas del público con un chiste. También en mitad de Payaso se pararon a hablar de las gaviotas, que no dejaban de revolotear y en el pase del mediodía una de ellas excretó en la cabeza de Carlos Manzanares, circunstancia con la que bromearon en varias ocasiones.
Derroche de energía
Las canciones de El Kanka se caracterizan por tener gran dinamismo y energía, algo que se incrementa en el directo aunque también hay temas un poco más lentos. Un repertorio perfectamente equilibrado. Tras interpretar A dieta de dietas explicó que se está “haciendo mayor ya para estas canciones así sin huequecito para respirar”. “Yo ya lo tengo planeado, poquito a poquito si os dais cuenta voy a ir pasando a hacer boleros. Dentro de 10 años el repertorio va a ser 100% boleros. No imagináis lo que agradezco que os sepáis el estribillo”, confesaba entre risas adelantando que el siguiente tema, Vengas cuando vengas, era más tranquilo. En Confesión le dieron un toque flamenco de cara al final de la canción y El Kanka abandonó el escenario para dejarle más protagonismo a su banda.
Además de agradecer a los asistentes que en esta situación compren entradas para sus conciertos, quiso reivindicar también la importancia de todas las personas de su equipo que no se suben al escenario pero son imprescindibles. “Hay todo un equipo detrás que nos sostiene y que son importantísimos, sin los cuales no podríamos hacer este concierto”, señalaba al tiempo que mencionaba a todas esas personas como María Pellicer, su representante.
Sonaron canciones de todos sus álbumes, entre ellas Qué bello es vivir (Lo Mal Que Estoy y Lo Poco Que Me Quejo, 2013), Volar (El Día de la Suerte de Juan Gómez, 2015), Para quedarte (De Pana y Rubí, 2015) y Sí que puedes (El Arte de Saltar, 2018). Tras interpretar Lo mal que estoy (y lo poco que me quejo), El Kanka y su banda abandonaron el escenario, pero el público tenía ganas de más y al grito de “otra, otra” reaparecieron.
“Estamos muy contentos de haber sobrevivido a estos dos pases, de haber venido con todo el equipo a Vigo, de que la caca de gaviota solo haya caído en una persona en uno de los dos pases y de que hayáis estado dándolo todo. Gracias por vuestros aplausos, por vuestra complicidad”, destacaba. Desmentía así el mito de que “el público del norte es frío”.
Me gusta y Canela en rama fueron el broche final a dos pases en los que la terraza del Auditorio Mar de Vigo no dejó de vibrar con la energía que se desprendía y contagiaba desde el escenario. Los asistentes disfrutaron con cada canción, aunque no pudieron levantarse de sus asientos.
