La banda norteamericana ofreció un concierto sublime en medio de de una tormenta que no impidió el desarrollo de una noche mágica de música en Madrid.
Hay que insistir. Noches del Botánico no es un ciclo de conciertos cualquiera. Cuesta encontrar en medio de esta burbuja de festivales y conciertos una propuesta tan bien cuidada, con aforo reducido, sin colas y agobios y en un entorno inmejorable como el Real Jardín Botánico Alfonso XIII de Madrid. Eso sin hablar de las entradas a precios bastante razonables si se tienen en cuenta los incrementos en gastos de producción y ese aforo reducido.
Una de las bandas más esperadas de esta edición que continúa hasta finales de julio ha sido The Lumineers. El grupo formado en Denver, Colorado, llegó a la capital para ofrecer dos conciertos los días 20 y 21 de junio. La segunda noche estuvo protagonizada por una lluvia que, además de la preocupación inicial, solo ayudó a que la noche acabara siendo épica.
El soul de Abraham Alexander abrió la noche
Abraham Alexander comenzó la noche con el cielo totalmente encapotado y gris. Nada más sonar los primeros acordes de su guitarra empezaron a caer gotas que poco importaron a los centenares de asistentes que ya estaban colocados en las primeras filas del escenario.
Tras una actuación llena de soul y blues, el cielo pareció dar una tregua y paró de llover. Poco duró la clemencia climática. Nada más comenzar el concierto de The Lumineers la lluvia volvió regar el botánico. Poco importó a los de Denver, que ofrecieron su concierto completo, incluso llevando a cabo numerosas partes de la actuación en medio de la pista, gracias a la pasarela dispuesta solo para la producción de este evento.
De hecho el comienzo fue allí. BRIGHTSIDE, la canción que abre y da nombre a su último disco fue la primera en sonar de un extenso set list de 24 temas. Después continuó Cleopatra y Ho hey, además de una acertadísima versión de Have you ever seen the rain, de Credence Clearwater Revival.
Lluvia, covers y talento
Wesley Schultz y Jeremiah Fraites afrontaron el concierto como si nada, mientras una capa de chubasqueros inundaba el recinto. Sorprendió la capacidad musical y artística de la banda. Y es que, cada miembro estuvo tocando instrumentos diferentes a lo largo del concierto. Una propuesta arriesgada que desde luego tienen muy controlada.
Si algo hay que criticar de este concierto, no será ni por los artistas ni por la organización. Esta vez toca llamar la atención al público, que parecía olvidarse del respeto y a la educación que hay que tener, no solo a una banda que le esta cayendo la mundial y aún así ofrece un concierto sublime, sino también al resto de asistentes que querían escuchar sin la necesidad de sentirse en un bar.
Siguiendo el repertorio no pudieron faltar temas icónicos de la banda como Flowers in your hair, Ophelia o la mágica Sleep on the floor. Hubo tiempo hasta para felicitar algún que otro cumpleaños con BIRTHDAY, también del último álbum; y para hacer otra cover de The Rolling Stones enlazada con Leader of the landslide.
La actuación llegó a su fin con una tímida lluvia que no se atrevía a desaparecer del todo. Mientras, sonaron Big parade, Long way from home o Donna para acabar con la conocidísima Stubborn Love y cerrar una noche de lluvia de folk más que necesaria.
