Los peligros de acudir a la Convención del PP

Todos los asistentes a la Convención del PP llevan desde ayer temblando por ver quién es el siguiente. Parece que solamente es necesario que Pablo Casado diga algo positivo sobre ti para que salga a la luz un escándalo relacionado contigo.

Primero fue Sarkozy, luego Mario Vargas Llosa. Ahora le ha tocado el turno al ya ex canciller austriaco Sebastian Kurz. El caso es esta convención se parece cada vez más a la boda de la hija de Aznar y ningún invitado parece estar a salvo.

Nicolas Sarkozy

Hubo un momento en que nada nos podía parecer más irónico que unos días después de que Pablo Casado alabara la gestión de Sarkozy durante su mandato en Francia, el ex presidente fuera condenado a un año de prisión por haber financiado ilegalmente su campaña en el años 2012.

Pablo Casado parecía haberse olvidado durante su tanda de piropos de que esta no es la primera vez que el francés es condenado a prisión por corrupción. La última vez había sido en marzo de este mismo año por corrupción y tráfico de influencias. Sin embargo, aunque cuando la noticia salió a la luz nos pareciera que era el colmo de los colmos y que la cosa no se podía poner peor, lo hizo.

Mario Vargas Llosa

Da igual que no se pertenezca a la política. La Convención del PP no perdona a nadie. Mario Vargas Llosa hizo una intervención mostrando su apoyo al PP y a Pablo Casado asegurando que «lo importante no es que haya libertad en las elecciones sino votar bien».

Las palabras ya eran lo suficientemente polémicas de por sí. Pero es que además se volvieron en su contra cuando el karma decidió darle una respuesta en forma de escándalo. Días más tarde aparecía su nombre en los Papeles de Pandora como titular de una sociedad offshore en las Islas Vírgenes Británicas, donde gestionaba el dinero procedente de los derechos de autor de sus obras. Parece que el escritor no solamente sabe votar bien sino que también se le da de maravilla la evasión fiscal.

Sebastian Kurz

La última víctima de esta ola de escándalos ha sido el canciller de Austria, Sebastian Kurz, que el sábado por la tarde se vio obligado a dimitir después de que la Fiscalía abriera una investigación contra él por sospechas de corrupción.

Este hecho no resultaría tan paradójico de no ser porque durante la última jornada de la Convención del PP, Pablo Casado, que se ha lucido con los ejemplos que propuso, alabó su trabajo y su gestión al frente del Gobierno de Austria.

Sin duda, a Pablo Casado le ha salido el tiro de la convención por la culata. Ya no solo tiene que cargar con el peso de sus pifias, como impedir a un compañero que se levante a aplaudir a Isabel Díaz Ayuso, sino que también tiene que hacerlo con las de sus invitados.