Un caluroso final de Junio en la Capital recibe a algunos de los mayores artistas del panorama musical. Macaco, Dani Martín, Carolina Durante, C.Tangana, Residente o las eurovisivas Tanxugueiras vienen a dejar su impronta en una Caja Mágica rebosante de color, de ilusión y de ganas.
Bajo un sol de justicia, pese a ser ya las siete de la tarde, entramos en el Recinto deportivo de la Caja Mágica donde se retoma el tan esperado Festival Rio Babel. Esta vez, ya sin mascarillas, distancia de seguridad o PCR’s. Y, tras un primer vistazo, la conclusión es clara: ¡Cuánto hemos echado de menos los festivales!
La caricatura con esmoquin de Johnny Walker sirve de maestro de ceremonias para un evento que es mucho más que música y diversión. En primer lugar nos detenemos en la exposición tridimensional de una serie de artistas contemporáneos los cuales, exponen un conjunto de obras de cuya temática principal revuelve entorno al concepto del agua y sus habitantes.
Dragones con escamas coloradas, un río en forma de bañera o una diosa de agua son solo alguno de los ejemplos que captaron inmediatamente nuestra atención. Resulta extravagante a la par que extremadamente adecuado el incluir manifestaciones artísticas que no cabría esperar en un lugar como el presente. ¿El resultado? Sala llena, éxito absoluto.
En la carpa adyacente nos encontramos con la segunda sorpresa del día: un club de la comedia improvisado conducido por algunos de los humoristas más populares de nuestro país. En ese momento Pablo Ibarburu, Carolina Iglesias (aka. Percebes y Grelos) y Eva Soriano despertaban carcajadas entre los afortunados que encontraron un hueco en las escasas butacas habilitadas. Sorprende la divergencia de edades que en nada influye en la energía que vibra en un ambiente repleto de food-trucks y photo-calls de colores.
En el escenario principal suena Macaco con sus ritmos caribeños y sus letras reivindicativas. Los más nostálgicos siguen coreando enérgicamente su archi-conocido Moving, mientras que los más jóvenes alucinan con la capacidad del artista de combinar una rumba con la salsa brasileña y el pop-rock internacional.
Somos, Tengo, Coincidir… son algunos de los ejemplos de canciones que se corearon a pleno pulmón bajo promesas de abrazar la diferencia y, si se nos permite la osadía, cambiar el mundo. ¿Por qué callar si nacimos gritando?
Giro radical de estilo y ritmo. Nos movemos al escenario Finetwork donde, Emelan afina guitarras de cara a comenzar su movida punk-rock. Su estética grunge en colores pastel, con sus camisetas de colores y su logo a lo Simple Plan destripan el contenido de un pase donde suenan algunos de sus temas más conocidos como: Le robé una princesa a Walt-Disney o su Peor Canción del Mundo.
Sorprendió la afluencia siendo un grupo pequeño y actuando en la antesala de uno de los artistas más esperados, no solo de la noche, sino de la temporada: Dani Martín.
Sin tiempo para cenar y con mariposas en el estómago, recibimos a la fiera madrileña que se ha adueñado de nuestros escenarios ( y corazones) más de 20 años. Daniel Martín García se re-estrena un año más en su Madrid natal, esta vez destacando más que nunca: Qué caro es el tiempo.
Y es que a sus 45 años Dani ha pagado mucho, por su tiempo, por sus vicios, por su cariño y por su carácter. Pero a día de hoy no existen rencores, se ha sabido perdonar. Del mismo modo que ha perdonado a su Canto del Loco bajo cuyo nombre se han escrito algunas de las mejores letras del más puro rock castizo de los últimos 50 años.
Fans histéricos, coros a pleno pulmón y lágrimas de emoción aguardan la calidez de una voz que ya se ha nacionalizado en forma de insignia. La suerte de mi vida, una cazadora vaquera y sus zapatillas gastadas abrazan a un público con los nervios a flor de piel.
Los videoclips acompañando a cada golpe de guitarra combinaban a la perfección con el ambiente mostrándonos ángeles de alas de terciopelo, besos eternos y amores correspondidos. El mundo de Dani, el mundo en el que a todos nos gustaría quedarnos a vivir.
No se habla, se canta. La música domina cada rincón. Martín se ha traído su mochila de partituras y no tiene ganas de hablar, nos regala canciones que son nuestras.
No obstante no se olvida de la mujer de su vida, su hermana. Representada en forma de bailarina de piel de cristal, danza a sus espaldas entre Cómo me gustaría contarte. Nos recuerda que tiempo es todo lo que somos y que la vida se torna breve. Mi hermana era la mujer más preciosa del mundo, ella lo hacía todo mejor que yo. Cada vez que traigo esta canción se viene conmigo…
Tras un impasse de melancolía vuelve el Dani cañero con éxitos como Foto en Blanco y Negro, Peter Pan o Portales, la cual confiesa haber compuesto para Niña Pastori, la cual nunca llegó a interpretar.
En una exaltación de la ciudad y sus gentes, Dani reconoce que, pese a todo lo recorrido, Madrid será siempre la mejor ciudad del Mundo. Cada esquina tiene un significado, un olor o una caricia, las cuales han conformado toda la carrera de un gato con delirios de grandeza que un día decidió montar un grupo.
¡Gracias Madrid: que os vaya bien en la vida y que hagáis mucho el amor! Las Ginebras saltan al escenario y cierran el concierto con Zapatillas en un alegato a la diferencia frente a la mediocridad.
Nos despedimos de la Caja donde una noche de verano, hemos podido descubrir la verdadera Magia. No obstante, reparamos en la salida en un cartel contra el acoso callejero y la violencia doméstica. Es estupendo ver cómo, por fin, empezamos a ser conscientes de lo importante.
Sed conscientes, disfrutad de vuestro tiempo y no olvidéis agradecer a los vuestros. ¡Nos vemos en la segunda jornada!
Gael Núñez Vázquez
