El festejo de la Quema de Judas ocurrió el Domingo de Resurrección en Coripe, y ha desatado las críticas del expresidente y de Quim Torra, el cual pretende interponer una denuncia.
El pasado domingo ha tenido lugar la fiesta de la Quema de Judas en el municipio sevillano de Coripe. En ella se prende fuego a un muñeco que representa «un personaje que se haya caracterizado en los 365 días anteriores por ser especialmente negativo para la sociedad», según los organizadores de la fiesta.
El protagonista de este 2019 ha sido el expresidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont. La figura con la imagen del político independentista lucía su característico peinado, traje oscuro, un lazo amarillo y una estelada como capa, y ha sido quemada tras ser tiroteada ante los insultos y vítores de los asistentes que llenaban la plaza del pueblo.
Dicho acontecimiento se enmarca en el Domingo de Resurrección de Coripe, uno de los días más importantes de la localidad. En ella se recrea la traición de Judas en el Huerto de los Olivos, por el que procesiona el Cristo Resucitado de la Parroquia de San Pedro. Una vez finalizado, Judas es llevado por los escopeteros a la plaza junto con la banda de música y cabezudos para ser colgado en una higuera colocada en la iglesia y tiroteado hasta que empieza arder.
Las reacciones no se han hecho esperar y el propio expresidente catalán ha criticado esta fiesta de Interés Turístico Nacional en Twitter. “Hoy en un pueblo de España, gobernado por el PSOE, han decidido fusilar y quemar un muñeco que representaba mi persona, y que llevaba un lazo amarillo bien visible. No me han querido fusilar y quemar a mí, sólo: han querido mofarse de la lucha por la libertad de presos y exiliados”.
También Quim Torra, el actual presidente de la Generalitat, ha condenado este acto y ha expresado que lo denunciará. “Sencillamente, hórrido. Asco extremo. Intolerable. Lo denunciaremos”.
La quema de Ana Julia Quezada
No es la primera vez que esta festividad causa mucha polémica. El año pasado el Movimiento contra la Intolerancia presentó una querella contra los organizadores por el presunto matiz racista de la fiesta, dado que se representaba a la entonces presunta asesina del niño almeriense Gabriel Cruz, Ana Julia Quezada.Tanto el alcalde de Coripe, Antonio Pérez, y la concejala de Festejos, Irene García, declararon imputados por un presunto delito de odio, pero la causa quedó archivada.