El presidente Joe Biden de Estados Unidos, y Vladímir Putin, de Rusia, han acordaron este miércoles pasado en Ginebra, Suiza, la vuelta de sus respectivos embajadores — retirados en el pico de las tensiones entre ambos países —, y un acercamiento sobre el último pacto nuclear que ya comparten.
El objetivo principal del encuentro había sido anunciado por ambas partes en el pasado con la esperanza de aumentar las cordialidades de la relación entre ambas potencias.
Ambos países se mantienen a la defensiva y se criticaron de forma tajante en las conferencias de prensa que tuvieron de forma individual. Putin, acusó a Washington de financiar a la oposición para debilitarle como adversario, y Biden, se centró en los ciberataques que sus servicios de inteligencia atribuyen a Moscú y en la vulneración de los derechos humanos en Rusia. La relación entre ambos países atraviesa su peor momento desde la caída de la URSS.
Joe Biden y Vladímir Putin se encontraron un palacio con vistas al lago Lemán. Una reunión sin precedentes que Putin calificó de “constructiva” y “sin hostilidad”, y Biden como “práctica”. Si bien, el tema principal fueron los ciberataques y algunas posibles soluciones a esta compleja situación, el líder ruso pareció dejar abierta una inusual aunque pequeña puerta a la cooperación, al hablar de acordar “reglas de comportamiento”.
Se trata de la primera reunión entre los líderes de estos dos países desde la mantenida en verano de 2018 por Putin y el entonces presidente Donald Trump. Si bien aquella sintonía no se tradujo en cambios reales ni en una rebaja de sanciones hacia Rusia por parte de EEUU, esta vez Biden parece extender la mano a una nueva colaboración entre ambos países, menos tensa, más cercana.