La capital polaca congregó a cien mil personas en su Plaza del Castillo el pasado domingo para expresar su desacuerdo ante la actitud del gobierno de Andrzej Duda en sus discrepancias con Europa.
Plac Zamkowy amaneció como otro día cualquiera, con su flujo constante de turistas de todas las nacionalidades admirando su majestuoso castillo reconstruido, escuchando las explicaciones de los guías que eligen este emblemático lugar como punto de encuentro o descansando en las cafeterías que envuelven la plaza. Pero a las seis de la tarde, los mapas fueron sustituidos por banderas y los turistas, por locales, unidos por una causa común.
Además de en Varsovia, otras manifestaciones fueron convocadas en las principales ciudades polacas por Donald Tusk, expresidente del Consejo Europeo y líder de la oposición. Fue la cita en la capital la que, como era de esperar, acaparó más atención mediática y convocó a un número mayor de manifestantes. Tusk afirmó ante la multitud que se encontraban «en un punto de inflexión» y animó a la población a reivindicar su pertenencia a la Unión Europea frente a la «clara amenaza de un Polexit (por su analogía con el Brexit o salida de Reino Unido de la UE) que podría llegar antes de lo que pensamos»
Un desafío a Bruselas
La polémica se desató el pasado jueves, cuando el tribunal constitucional polaco declaró la prevalencia de su derecho frente al europeo. Esta decisión no fue bien vista por Bruselas puesto que viola las leyes comunitarias, y ya se podrían estar preparando medidas, como la retirada de fondos, para atajar esta situación.
La noticia despertó el temor de la ciudadanía, que pronto vio esta sentencia como un desafío a la Unión Europea y un primer paso encaminado a la salida del Mercado Común, como ya ha sucedido en Reino Unido.
El Gobierno polaco se pronunció al respecto al día siguiente de conocerse el fallo, ratificando la supremacía de sus leyes sobre las europeas y citando, además, a otros países que habían emitido sentencias similares. Sin embargo, también remarcó que no se encuentra entre sus planes abandonar la UE.
Los polacos, mayoritariamente europeístas
El Himno de la Alegría resonando a través de los altavoces, las banderas tanto europeas como polacas codo con codo y los gritos de «Somos Unión Europea» que se escucharon en Varsovia fueron una demostración de que un porcentaje elevado de los polacos (el 80% según las encuestas) no aprobaría una salida de la UE.
La mayoría de los asistentes a esta manifestación fueron de mediana edad. Según explicó una asistente, que no quiso dar a conocer su nombre, «parece que este gobierno quiera que volvamos al pasado, a la Unión Soviética. Para los que tenemos más de cuarenta años y, por tanto, vivimos esa época, la UE representa el progreso y la libertad. No queremos que nos lo arrebaten»
Cuando se le pregunta sobre el impacto que puede tener esta marcha en la deriva del asunto, un manifestante de 32 años respondió: «solo podemos protestar y esperar que la gente vea lo negativo que sería (salir)». Añadió que «aquí en Varsovia la mayoría es europeísta, pero en los pueblos más pequeños se apoya a este gobierno». «Lo mínimo que pueden hacer es dejarnos decidir si queremos quedarnos, igual que pudimos votar la entrada a la UE en 2004» añadió su acompañante
La manifestación sirvió también para levantar la voz contra otras medidas que atentan contra las libertades del colectivo LGTBI+ o de las mujeres, y que para algunos presagian el acercamiento a un «gobierno autocrático». Tusk aprovechó para recalcar la necesidad de una Polonia «independiente, democrática, europea y que respete la ley y la justicia»
A pesar de que el gobierno ha calificado las manifestaciones como una estrategia de acoso y desprestigio por parte de la oposición, estas han sido un éxito rotundo que demuestra el consenso de la población polaca por permanecer dentro de la Unión Europea.
