Desde los primeros años de democracia, la política ha estado dominada por cargos masculinos y escasa representación de las mujeres.
Este domingo, 8 de marzo, las calles se volverán a llenar de mujeres que reivindican sus derechos y son participes de una lucha colectiva que lleva años en marcha. Una lucha que busca la igualdad entre hombres y mujeres en todos los ámbitos de la vida.
Pero si de política se trata, cabe decir que el perfil de las mujeres en este terreno se ha visto superado por los hombres. Desde la Transición, la incorporación de las mujeres en la esfera política ha sido progresiva, ya que en los primeros años de democracia tan solo un 6% del porcentaje total de diputados correspondía a las mujeres.
A diferencia de esto, las elecciones de abril de 2019 marcaron un antes y un después en la lucha por la igualdad de género. Así, se consiguió el Congreso más igualitario de Europa y el quinto del mundo, según indican los datos de la ONU Mujeres.
No obstante, a día de hoy siguen existiendo barreras que limitan el ascenso de las mujeres en sus carreras profesionales. Es el caso del llamado “techo de cristal”, barrera que impide el ascenso de las mujeres en su ámbito laboral y que pone las piedras en el camino hacia la igualdad. Por esta razón, el techo de cristal ha sido y sigue siendo objeto de la lucha del movimiento feminista.
Especial reconocimiento merece Katrín Jakobsdóttir, primera ministra de Islandia. Jakobsdóttir es la mujer que se ha marcado como objetivo prohibir por ley que los hombres tengan posibilidad de cobrar más que las mujeres en trabajos del mismo nivel.
La lucha no cesa
Por Carlota Busterio, primera directora del Instituto de la Mujer, defendió la igualdad constitucional y la Ley del Divorcio.
Por Carmen Díez de Rivera, jefa del Gabinete del presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, musa de la Transición que luchó por la legalización del PCE y el PSOE.
Por María Teresa Revilla, diputada de las primeras Cortes Generales y la única mujer entre 39 hombres reunidos para elaborar la Constitución.
Por Carmen Alborch, una de las únicas cuatro ministras del gobierno de Felipe González.
Por Loyola de Palacio, primera mujer en lograr la vicepresidencia de la Comisión Europea.
Por Irene Montero, actual Ministra de Igualdad.
Por todas las que han luchado para que la política progrese hacia un espacio más justo e igualitario. Por todas las que salen a las calles a reclamar sus derechos, y por las que, gracias a su lucha, hoy todas las mujeres tenemos voz y voto.