Durante los más de 40 años que duró la dictadura de Franco, el PCE trabajó en la clandestinidad. Un 9 de abril de 1977, Sábado Santo Rojo, se produjo su legalización.
De forma completamente imprevista, y decidido prácticamente de forma unilateral, el 9 de abril de 1977, Sábado Santo, Adolfo Suárez decretaba la legalización del PCE. El partido surgido en 1921, y dirigido actualmente por Enrique Santiago, ponía fin a 40 años de clandestinidad, muerte y exilio.
Si rastreamos los orígenes del PCE, tenemos que buscar en octubre de 1917, cuando en Rusia comenzó la Revolución. Estas ideas llegaron a España mientras se constituía la Internacional Comunista, en 1919. Las Juventudes Socialistas se adhirieron a la IC, y en 1920 nació el Partido Comunista, que vio como en 1921, tras la escisión del PSOE, un ingente número de exsocialistas engrosarían las filas comunistas. Su primer Congreso fue en 1922 y su primer Secretario General fue Antonio García Quejido. Pero esta actividad no duró mucho, ya que la dictadura de Primo de Rivera, iniciada unos meses después del II Congreso de la formación, obligó a instaurarse en la clandestinidad.
En la década de los años treinta, con un país muy ruralizado y culturalmente atrasado, el PCE tenía una instauración débil. Sus datos de afiliación eran muy pobres, y los resultados electorales no alcanzaban las expectativas de sus dirigentes. Las críticas hacia la II República eran muy frecuentes, al considerarla «burguesa» y «contrarrevolucionaria, contraria a los intereses de obreros y campesinos». Este período estuvo muy influido por la Komintern, que desplazó a algunos dirigentes e impulsó a figuras como Dolores Ibárruri (‘La Pasionaria’).
Al mismo tiempo que la Internacional Socialista giraba en sus estrategias, el PCE iniciaba su acercamiento al PSOE y los partidos republicanos, formando el Frente Popular, de cara a las elecciones de febrero de 1936. Lograron 17 diputados en esa coalición, y en vísperas del estallido de la Guerra Civil, aumentaron mucho sus afiliaciones.
En la Guerra Civil tuvieron un papel predominante, apoyándose en sus socios de la Komintern. Desde la URSS mandaron refuerzos, y el PCE hizo un frente común con el PSOE en la contienda, así como sus juventudes, que junto a las Socialistas formaron las JSU. Durante la Guerra, y tras el final de esta, la afiliación aumentó, aunque es imposible contabilizarla al encontrarse, de nuevo, en la clandestinidad.
El PCE vivió momentos muy duros tras el fin de la Guerra Civil, pues perdió a gran parte de su músculo. Numerosos dirigentes y afiliados sufrieron secuestro, asesinato y tortura, y muchos otros marcharon hacia el exilio. Además, se implicaron en la Segunda Guerra Mundial con partidas antifascistas. Pese a la situación bélica y dictatorial, no perdieron su actividad, y las tesis de Santiago Carrillo y Dolores Ibárruri ganaron peso a finales de los años 50. Este último se alzaría con la Secretaría General del partido recién iniciado el año 1960.
La estrategia inicial de Carillo provocó muchas bajas y escisiones
Bajo el liderazgo de Carrillo, el PCE se fue separando del PCUS, siguiendo la estela de otros partidos comunistas europeos, como Italia. Esto provocó incertidumbre en el partido, y numerosos dirigentes fueron expulsados, creando escisiones. Pese a ello, Carrillo no se movió de sus tesis, y su actuación estuvo marcada por el concepto de «eurocomunismo«. Además, defendían la política de reconciliación nacional, promulgando una lucha pacífica y parlamentaria. Pero la legalización, y con ello, el abandono de la clandestinidad, estaba aún lejos.
La Transición daría una nueva oportunidad de visibilidad al partido, aunque no fue legalizado inmediatamente. Pese a que Juan Carlos I habló con Carrillo y le trasladó sus intenciones de legalizar el PCE, no fue hasta los atentados de Atocha, en enero de 1977, cuando se aceleró el proceso. Suárez se enfrentó a numerosos mandos del Ejército y proclamó la legalización de la formación un Viernes Santo, el 9 de abril de 1977. Concurrieron a las elecciones de junio de 1977, logrando 20 diputados y cinco senadores.
Los resultados electorales del PCE a raíz de su legalización han ido disminuyendo progresivamente, prueba de la moderación del electorado español. En 1986, y tras negociaciones con otras corrientes próximas, nacería Izquierda Unida, una suma de siglas que se presentaría a las elecciones. Dentro de Izquierda Unida existen, además del PCE, las corrientes de Izquierda Abierta e Izquierda Republicana.
El PCE ha logrado en el último año una visibilidad inédita
Dentro de Izquierda Unida, la corriente que más influencia ha tenido en los últimos tiempos ha sido Izquierda Abierta, liderada por Gaspar Llamazares y Cayo Lara. Pero la llegada de Alberto Garzón a la coordinación de IU, y su posterior coalición electoral con ‘En Marea’, dirigida por Yolanda Díaz, ha supuesto un repunte del PCE, aumentado tras 2016, tras la coalición electoral con Podemos, formando la marca Unidas Podemos.
Pero el ascenso definitivo ha llegado en 2020, tras la formación del primer Gobierno de Coalición de la Democracia. El PCE lograba colocar a dos de sus caras más visibles, Alberto Garzón y Yolanda Díaz, en el Consejo de Ministros. Garzón sería el titular de Consumo, y la gallega Yolanda Díaz dirigiría el Ministerio de Trabajo. Además, el Secretario General del PCE, Enrique Santiago, ha logrado escaño en el Congreso de los Diputados. Junto a él, tres diputados más están en la Cámara Baja.
