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Política

Joe Biden remonta tras el Supermartes, pero Sanders sigue vivo

El ex vicepresidente Joe Biden durante un acto demócrata en Dover (Delaware). SAUL LOEB AFP
El ex vicepresidente Joe Biden durante un acto demócrata en Dover (Delaware). SAUL LOEB AFP

Joe Biden, candidato del ‘stablishment’ demócrata, remonta tras el Super Martes y se coloca en primera posición. Partiendo como favorito a priori, Sanders, a pesar de no lograr los resultados esperados, permanece pisándole los talones a Biden.

En el gabinete de Bernie Sanders se acogió con enorme preocupación el anuncio de la retirada de campaña del grueso de los candidatos aún en liza. Todos ellos centristas y moderados dividían el voto que se le resistía a Sanders. Buttigieg, Klobuchar, Steyer… Fueron poco a poco, conforme avanzaba el proceso electoral del Partido Demócrata, dando pie a una única candidatura resistente. El aparato demócrata se pronunció.

También se pronunciaron con seguridad los lobbys, ese mal endémico de nuestra sociedad. Estereotipado pero real, en nuestra imaginación esos lobbys se personalizan como un trajeado joven blanco rubicundo engominado hacia atrás, con un pulcro afeitado y unas maneras suaves y finas. Tentaculeando las instituciones, estos rubicundos jóvenes que presionan al Estado, son la viva materialización de los intereses comerciales, industriales y financieros, primordialmente de éstos últimos. Marcus Foundation, Renaissance Technologies… son algunos de los nombres que enmarcan la acción del aparato estadounidense. Nombres desconocidos, pero que mantienen grandes participaciones en empresas menores, orientando la acción empresarial de corporaciones cuyos nombres son más reconocidos para el vasto público: Colgate, Boeing, Mastercard o Bank of America.

Estos son los nombres públicos, de los entes privados que gobiernan detrás del gabinete Trump. Pero estos tentáculos republicanos que asisten al cuestionado Donald Trump, no son menores en el caso de los demócratas. Para los últimos, la financiación ha sido incluso mayor que para los republicanos. Hillary Clinton fue una magnífica recaudadora para los demócratas. Éstos saben que Sanders difícilmente podrá lograr recaudar una cantidad digna capaz de hacer frente a la reelección de Trump.

Desde la planta noble de los demócratas tienen instalada la visión axiomática de que la victoria de Sanders, será la derrota del Partido Demócrata. Aunque para ello, haya que deshacerse de gran parte del sustrato programático del que hace gala el mismo partido. La financiación de los grandes conglomerados económicos es vital para hacer frente a la locura autocrática de Trump. La máxima de expulsar de la Casablanca a Trump, pone en riesgo el acercamiento demasiado impetuoso a las multinacionales.

Es por eso, que vemos como la consecutiva llovizna «azarosa» de renuncias previa al Super Martes es gráficamente la representación de estos intereses. Así pues, quiénes actúan defendiendo a estos intereses lo tienen conjuntamente claro: las críticas a Bernie Sanders son generalizadas. También en el sentido contrario, los elogios y peticiones de voto para Joe Biden nos empujan irremisiblemente a un mismo pensamiento. Joe Biden es oficialmente el candidato del aparato demócrata. No podría ser menos, el otrora exvicepresidente del mismísimo Barack Obama tiene un bagaje político y unos nexos, que evidentemente escasean en Sanders.

Sanders, por su parte, no deja de ser un abuelito gruñón, que aporta grandes verdades con sus incorrectas acusaciones. Muchos lo tildan de populista, y quizás lo sea, enfrenta casi en solitario a la estructura institucional del Partido Demócrata, sus fuentes de financiación y su aparato logístico. Se declara como “socialista” y le declara la guerra a las políticas neoliberales de Trump y a las desigualdades tanto raciales como clasistas. A pesar de las críticas que le han llovido a ese respecto.

En principio, salvo sorpresa mayúscula que no parece vaya a producirse, estos son los dos candidatos demócratas que compiten para derrocar a Trump. Bernie Sanders, un izquierdista abierto, o Joe Biden, el dignatario sucesor de las políticas de Obama, y en menor medida de Hillary Clinton. La noche y el día, únicamente similares por su rango de edad, donde ambos superan la séptima decena.

El Super martes

Ilusión para todos los candidatos, Joe Biden quería materializar la remontada. Lo hizo. Sanders mantener su liderato y estabilizar su papel de favorito. Falló. El tercero en discordia, el llamado a ser el eje del mal, el multimillonario alcalde de New York, Michael Bloomberg, pinchó estrepitosamente. Todo esto, a pesar de haber invertido 500 millones en la campaña para el Super Martes. Intentará sacarle rédito al mercadear con los escasos delegados que ha conseguido.

En juego estaban dos de los grandes estados que proveen de un amplio número de delegados la Convención de Milwaukee, donde se elegirá al candidato demócrata: Texas y California. El resultado fue un empate técnico, aunque dispar en el número de delegados conseguidos. En Texas, Joe Biden fue el vencedor, mientras que en la progresista California, fue inexorablemente Sanders el que obtuvo la victoria. En el resto de estados en juego, Joe Biden fue el que obtuvo mejores resultados. Ganó en Virginia, Arkansas, Tennessee, Minnesota, Oklahoma, Alabama, Massachussets, Carolina del Norte y Samoa. La victoria para Sanders fue en los estados de Utah, Vermont y Colorado. Sin embargo, los resultados fueron generalmente ajustados, por tanto, a pesar de la victoria de uno u otro candidato, el reparto de delegados fue continuamente equitativo entre los dos.

De manera significativa, habría que tener en cuenta los delegados obtenidos tanto por Elizabeth Warren (50) como por Michael Bloomberg (44). Mientras que los de Warren serán indefectiblemente abonados a la cuenta de Sanders, si ésta decide renunciar, los de Bloomberg irán en sentido contrario. El neoyorkino ha negado esta teoría defendiendo que insistirá hasta el final, por lo que puede ser un factor de resta para Biden quien vería en él un competidor por el voto centrista demócrata.

Siempre nos quedará New York (y Florida)

La objetividad juega contra ambos candidatos con la rotundidad de la norma. Para ser elegidos en la convención demócrata de Milwaukee en verano de este año, uno de los candidatos deberá conseguir al menos 1.991 delegados, de los 3.979 delegados en juego. De momento, la lucha por el trono demócrata mantiene a los dos competidores con resultados bastante reñidos: Joe Biden ha logrado 453, frente a los 382 de Bernie Sanders.

La diferencia aún es corregible por parte de los dos candidatos, pues aún quedan dos grandes estados que aportan más de 200 delegados: Florida (219) dentro de unas semanas y New York (274) a finales de abril. Con los delegados elegidos en el último proceso, hemos pasado el umbral de los 1.000 delegados disputados, es decir, aproximadamente el 25% del proceso electoral.

En el hipotético caso de que ninguno de los candidatos lograse los 1.990 delegados para representar al Partido Demócrata, pasarían a ser electores los “superdelegados”. Estos son un grupo designado por el aparato demócrata, donde destacan congresistas y senadores, así como cargos orgánicos del partido. En dicho escenario, Joe Biden obtendría presumiblemente la victoria con el apoyo del ‘stablishment’.

En vistas a dicho hecho, se le presupone a Warren una larga y competida carrera por la candidatura hasta el final. Su presencia divide el voto izquierdista que donde compite con Sanders. Warren podría estar vista como un mal menor necesario, por parte del Partido Demócrata: ‘divide et impera’.

Los próximos “caucus” se celebrarán en apenas unas semanas, el 17 de marzo. Dicha fecha marcará de forma contundente la competencia entre Sanders y Joe Biden. En ella, estarán en juego Florida, Arizona, Ohio e Illinois. En total, un total aproximado de 600 delegados, para quiénes las encuestas sitúan como favorito a un ascendente Biden. A pesar de la remontada en los sondeos realizada por Sanders durante el mes de Febrero, ahora los expertos sitúan al exvicepresidente Joe Biden como el candidato prioritario para la candidatura demócrata.

Las tendencias de análisis muestran que los expertos creen que la campaña de Sanders puede haberse venido abajo debido a las renuncias de los candidatos centristas. Este hecho ha aglutinado el voto en Biden, quien remonta como era de esperar y a quien se le augura una tendencia al alza en los siguiente comicios. La caída del primer puesto de Sanders puede haber mermado la moral y la capacidad de movilización de sus partidarios, aunque no se espera que se vaya a retirar. Debido a su edad, esta puede ser la última posibilidad que tenga el de Vermont de lograr su presidenciabilidad demócrata, y esto puede ser el hálito de fortaleza que encuentre para disputar la plaza hasta el final.

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