La ONU anticipa un 2021 «desolador y oscuro».
Para 2021, la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha elaborado programas para ayudar a 160 de los 235 millones de personas que se calcula precisarán ayuda humanitaria. Esta cifra supone un aumento del 40% con respecto a 2020 y es un reflejo de las dificultades que afronta el mundo tras una pandemia que ha afectado a más de 60 millones de personas y causado cerca de un millón y medio de muertos.
Las consecuencias de la pandemia, unidas a los efectos del cambio climático -más inundaciones, sequías y otros fenómenos extremos-, y los conflictos, anticipan un 2021 «desolador y oscuro» para muchas poblaciones.
«Tenemos una elección que hacer: dejar que 2021 sea el año del gran retroceso, tras 40 años de avances, o trabajar juntos para garantizar que encontramos una salida a esta pandemia», avisó el jefe de operaciones humanitarias de la ONU, Mark Lowcock.
La ONU advierte que pedirá 35.000 millones de dólares para la atención de estas crisis. OCHA solicita para 2021 un 20% más de fondos que este año, aunque queda por ver si los Estados responderán plenamente a las peticiones, teniendo en cuenta que en años anteriores tampoco se recibieron todos los fondos requeridos.
La principal partida humanitaria será un año más Siria y las comunidades de refugiados de ese país en Oriente Medio. En muchos países de Oriente Medio y África, con inestabilidad política y económica, una de las principales amenazas, según el jefe humanitario de la ONU, es la posibilidad de grandes hambrunas.
«Latinoamérica se ha visto gravemente afectada por la pandemia, tanto en número de contagios como en tasas de mortalidad», recordó Lowcock, quien añadió que zonas como Centroamérica «son cada vez más vulnerables a fenómenos climáticos extremos» como los huracanes.
