El Senado de Italia rechazó seguir con la tramitación de una propuesta de ley que penalizaría la violencia y los delitos de odio contra personas LGTBI o con discapacidad, en un triunfo de la ultraderecha, que había solicitado una votación secreta en la Cámara Alta. Esta votación se ha saldado con 154 votos en contra, y 131 a favor.
La Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia, dirigido por Georgia Meloni, argumentan que la reforma restringe la libertad de expresión y va en contra de los valores tradicionales. Este proyecto de ley iba a castigar con hasta cuatro años la violencia u hostigamiento por motivos de sexo, género, orientación sexual o identidad de género.
Bautizada como la ley Zan -por el diputado que la firma Alessandro Zan, miembro del Partido Democrático- el texto fue propuesto, hace ya más de tres años, y contaba con la aprobación de la Cámara de Diputados. A través de su perfil de Twitter, Zan expresa que “se ha traicionado un pacto político que quería que el país avanzara hacia la civilización”.
El rechazo del Senado no termina definitivamente con el texto, pero le obliga a comenzar de nuevo y demora su posible aprobación incluso varios años más. Por un lado, deberá debatirse en comisión, aunque no antes de seis meses. Ahora es muy difícil que se pueda aprobar antes de que la legislatura expire en el 2023, cuando según todos los sondeos la ultraderecha ganará las elecciones y tendrá mayoría parlamentaria.
La ley había sido fruto de una gran controversia, también por la presión ejercida por el Vaticano para modificarla mencionando que viola el Concordato con Italia -que regula las relaciones entre ambos estados- y criminaliza las enseñanzas de la Iglesia por rechazar el matrimonio homosexual, entre otros temas. El asunto provocó tensiones evidentes al estimarse como una injerencia en la política nacional italiana.
Entre quienes han celebrado la votación en el Senado está Salvini, que da por “derrotada” la “soberbia” del Partido Demócrata y del Movimiento 5 estrellas (M5S), partidos con los que actualmente comparte Gobierno. Según el exministro de Interior, las formaciones de izquierda han rechazado cualquier mediación, “incluso las formuladas por el Santo Padre”.
También Maldini ha aplaudido el derrumbe de una iniciativa que califica como “pésima” y, como Salvini, ha culpado a los propios promotores de no haber rehuido del consenso para defender principios “surrealistas” como la promoción de contenido LGTBI en centros educativos.
Por su parte, Enrico Letta, el líder del Partido Democrático, ha criticado a quienes quieren frenar los avances y, aunque admite que los detractores de la reforma “ganaron” en el Senado, ha insistido en que Italia “está en otro momento y pronto se verá”.
Italia es el único gran país de la UE que no cuenta hasta ahora con una ley contra la homofobia. No se permite el matrimonio homosexual y solo se aprobó las uniones civiles entre personas del mismo sexo en el 2016. Según Arcigay, la mayor asociación que defiende los derechos de las personas LGTBI, en el país hay más de cien crímenes de odio y casos discriminación cada año. El mundo LGTBI ha anunciado ya que volverá a llenar las plazas de Italia con manifestaciones para presionar al parlamento.
