El Manchester City se descuelga de la lucha por el título de Premier League tras una temporada algo convulsa
La canción de Oasis se ha convertido en todo un himno para el Manchester City. La afición citizien adoptó la famosa canción del grupo mancuniano, que parecía que no iba a dejar de sonar cada año al final del campeonato de Premier League en el vestuario del Etihad Stadium. Pero este año parece que el concierto del bueno de Liam Gallagher va a tener que aplazarse.
Los seguidores del Manchester City han recibido como una patada de Gravessen la irrupción del nuevo Liverpool de Klopp. La máquina de matar comandada por el alemán, con una ventaja de 22 puntos sobre el equipo de Guardiola, ya cuenta los días para levantar el trofeo de Premier League. El primero de su historia. Pero ya hablaremos otro día de la apoteosis que está viviendo el equipo del Meryside.
En los últimos 10 años, los citiziens han levantado la Premier en cuatro ocasiones -más un saco de copas inglesas- y esto es vital para entenderlo. Cuando te ves campeón durante tanto tiempo, siendo superior a cualquiera, piensas que por inercia vas a seguir ganando. Pero no ha sido así. Con un mercado de fichajes mediocre, ignorando el traer jugadores que el equipo necesitaba para no caerse a pedazos, el City no ha tenido medios para mantenerse en pie esta temporada. Quienes antes eran “David” cuando se enfrentaban a los Sky Blues, ahora parece que han descubierto como utilizar la honda para tumbar al gigante. Y por si fuera poco, el City no deja de ver como el Liverpool va en un cohete y comenzaba a mirarle con kilómetros de distancia.
Al principio este desastre monumental se achacó a la lesión de Laporte -para quien no se trajo ningún relevo en para cubrir su posición-. Con el francés fuera del equipo el City perdió 5 partidos y empató otros 2. La vuelta del central fue contra la revelación del año, el Sheffield United, a quienes consiguieron vencer por un holgado 0-1.
Pero la situación tampoco era tan catastrófica por la ausencia de Laporte. El problema que tiene la plantilla, sobre todo, es que de cara a puerta fallan más que una escopeta de feria. Una media de 20 disparos por partido y en muchos de ellos han terminado sin anotar un solo gol. Esta es la clave, que los delantero perdonan más que un sacerdote y los rivales no tienen esa consideración.
No sabemos si la temporada que viene tendrán en cuenta el deplorable mercado de fichajes que han llevado a cabo o si le dedicarán 17 horas diarias a practicar los disparos a puerta. Lo que está claro es que cuando llegue mayo, todo apunta a que escucharemos el You’ll Never Walk Alone en Anfield y Liam Gallagher se tomará la tarde libre. En ningún altavoz del Etihad Stadium sonará Wonderwall para festejar la Premier League.