El equipo más en forma de la parrilla afronta su duodécimo año en la categoría como equipo propio, volviendo en 2010 después de participar en 1954 y 1955 con Juan Manuel Fangio al volante.
Un poco de historia
La leyenda de Mercedes en la Fórmula 1 podría haber sido mucho más grande de la que es ahora, de no ser porque la marca alemana se retiró de toda competición automovilística debido al fatídico accidente conocido como el «desastre de Le Mans«, en el que el piloto francés Pierre Levegh falleció junto a 82 espectadores. Sin embargo, en los años en los que Fangio ganó el campeonato con los de Stuttgart no existía reconocimiento final para las marcas, con lo que no cuentan con el campeonato de constructores de ambos años en sus vitrinas.
En 1993, Mercedes volvió a la máxima categoría del motor suministrando motores a la escudería Sauber, equipo que ahora compite bajo el nombre de Alfa Romeo. Sin embargo, no fue hasta 1995 cuando Mercedes comenzó a cosechar sus frutos, esta vez haciendo valer la alianza forjada con McLaren. Después, Brawn GP sería el coche que volvería a llevar un motor Mercedes a lo más alto, tras la trepidante temporada 2009 en la que Jenson Button logró también el título de pilotos.
2009 fue, sin embargo, el punto de inflexión para Mercedes. Después de que Brawn GP ganara el Campeonato de Constructores y Jenson Button el de pilotos, Ross Brawn vendió a Mercedes todas sus acciones, poco más del 75%. Por su parte, los de Brackley anunciaban que dejaban de ser socios con McLaren, aunque seguirían suministrándoles la unidad de potencia hasta 2014.
Precisamente, no sería hasta 2014 el equipo no levantó el vuelo. Pilotado por Nico Rosberg y Michael Schumacher volviendo de su retiro, 2010 y 2011 no fueron buenos años. Pese a que se vieron resultados, las flechas plateadas no estaban al frente, que era lo que se esperaba de un equipo cuya estructura venía de ser campeón del mundo en 2009. Además, 2012 fue el peor de esos años, en el que tuvieron una sequía de cinco Grandes Premios sin conseguir siquiera un punto.
La reestructuración del equipo se llevó en 2013 de manera masiva. Al frente se colocó Toto Wolff, que pasó a Niki Lauda de asesor a colaborar estrechamente en la mecánica de la escudería. Además, Lewis Hamilton llegó para luchar mano a mano con Rosberg. Tras un nuevo año de transición, desde 2014 a 2019 pasó lo que todos ya sabemos: seis Campeonatos del Mundo de Constructores para Mercedes y otros tantos de Pilotos, cinco de ellos cosechados por Lewis Hamilton, más uno por parte de Nico Rosberg, en 2016.
Hamilton y Bottas, con hambre
Tras la consecución del campeonato de Nico Rosberg en 2016 se dio una situación bastante divertida para los aficionados, y no tanto para los equipos. Un día después de la última carrera en Abu Dhabi, Rosberg anunciaba que se retiraba de la competición para centrarse en la familia, ya que todo lo que había soñado en la F1, conseguir ser campeón del mundo, lo acababa de lograr.
Por ello, las reacciones de los equipos no se hicieron esperar. Por su parte, Mercedes fichó a Valtteri Bottas, que hasta entonces era piloto de Williams. Clare Williams, viendo que se quedaba sin su piloto estrella, tenía que hacer una rápida llamada. Al otro lado del teléfono se encontraba Felipe Massa, quién también ese mismo año anunciaba que se retiraba del gran circo. Massa escuchaba por parte de la manager de Williams que necesitaban el grandísimo favor de volver al coche en 2017.
Así, la dupla Hamilton – Bottas se hacía realidad de cara a 2017, en el que Hamilton volvió a no tener rival, como ha acabado pasando también en 2018 y 2019, a falta de la reacción necesaria por parte de Ferrari y Red Bull. Sin embargo, se espera que este año sea de mayor competitividad entre los tres grandes, lo que sin duda traerá un espectáculo necesario tras la monotonía de los últimos años.
