Eli del Estal (Santander, 1993) es futbolista profesional en el Red Angels, equipo de Corea del Sur. El año pasado tomó la decisión de marcharse al continente asiático, donde su equipo ha quedado campeón de liga gracias a los goles de la cántabra. La delantera es reconocida en la Liga Iberdrola (Primera División española), tras jugar cuatro temporadas en el Espanyol. Por lo tanto, en base a su experiencia, es la persona idónea para hablarnos de la situación del fútbol femenino en España respecto a otros países.
En sus inicios, ¿Qué imagen tenía el fútbol femenino?
No era como lo conocemos ahora. Me ha tocado vivir el gran cambio de este deporte en España, la situación del principio a la actualidad no tiene nada que ver. Antes no te hacías la idea de que podías vivir del fútbol femenino, ni siquiera día a día. Era inimaginable que te pagaran por jugar, suficiente que hubiera equipos que cubriesen los desplazamientos o las dietas de las jugadoras. Y ahora, cuando las chicas hablan de vivir como futbolistas se refieren a corto plazo. Poco a poco la disciplina cambia y te sientes recompensada, nunca pude imaginar que el fútbol me iba a dar tanto. Ahora mismo soy profesional y es mi vida, todo gira en torno a él.
¿Le tocó aguantar comentarios inapropiados?
Por suerte no. Venía con 19 años de hacer atletismo, por lo que no era la típica que empezaba a jugar y a lo mejor estaba un poco ‘gordita’ o cualquier otra cosa, esas chicas estaban más en el punto de mira de los aficionados. Por aquel entonces el fútbol femenino no era nada profesional, y las chicas que jugaban tampoco tenían un cuerpo atlético como en la actualidad.
¿En las escuelas de fútbol cree que se debería jugar con equipos mixtos?
Sí, por lo menos hasta que sean adolescentes. Es muy importante, primero a nivel educativo, porque así evitamos que se deje de separar tanto el género en el deporte. Y segundo, al final tanto niños como niñas mejoran en todos los aspectos, desarrollan antes la capacidad física.
¿Qué le motivó iniciar una aventura en Corea del Sur?
La situación en el Espanyol era muy mala. Las delanteras vivimos de generar ocasiones, y había partidos en los que tocaba una o dos veces la pelota. Lo pasabas mal porque sientes que no puedes ayudar, te consumes a nivel anímico. Necesitaba un cambio, la primera vez rechacé la oferta porque quería ayudar al club a salir de la situación del descenso, pero la segunda vez me pregunté a mí misma si de verdad podía ayudar más a mis compañeras. No me veía capaz y aproveché esa oportunidad para crecer como deportista.
¿No fue una decisión económica?
Muchos se piensan que Asia es como en el fútbol masculino, que van a acabar sus carreras y a hacerse millonarios. La oferta era buena, mejor que la que tenía en el Espanyol, pero podría haber ido a otro sitio de Europa por esa capacidad económica y habría estado mucho más cerca de casa. Me llegó la oportunidad en el momento idóneo, no fue nada relacionado con el dinero, fue por motivos deportivos.
¿Cómo es la situación del fútbol femenino en Corea?
A nivel de recursos es mucho mejor, teníamos una ciudad deportiva solo para nuestro equipo, y un edificio de tres plantas, donde contábamos con un gimnasio y unos vestuarios increíbles. Además, como regla en Corea sólo se podían tener a dos jugadoras internacionales, estábamos una brasileña y yo, y el club nos puso una traductora. Dan muchas facilidades, a nivel de recursos era muy cómodo. Sin embargo en lo futbolístico me he sentido más futbolista en España. Ser profesional no es solo tener grandes recursos.
¿Cómo pasó la cuarentena?
Las ciudades que tenían más infectados se cerraron, y tuve la suerte de que en la mía no hubo ningún contagio. Entonces hice vida normal, bueno, la nueva normalidad. Nos ponemos la mascarilla, nos tomamos la temperatura, etc.
¿Hubo alguna medida que implantarías en España?
Cuando entramos en un establecimiento, tenemos que dar nuestros datos por si acaso hubiera un contagio en ese sitio, y así los rastreadores te llaman para que vayas a hacerte la prueba. Sería muy útil porque te hace sentir con bastante seguridad. Cuando hablan de lo bien que lo han hecho los países asiáticos hay que tener en cuenta que ellos ya estaban preparados, tenían antecedentes de la SARS (otro tipo de coronavirus).
¿Cuál fue la mayor diferencia entre el Espanyol y el Red Angels?
Todos los equipos que están asociados a su sección masculina, como es el caso del club catalán, dependen un poco de cómo vayan los chicos. Por ejemplo, el año pasado ambos íbamos fatal, y nos metimos todos en un hoyo sin fondo. Al final nosotras nos salvamos, pero el equipo masculino descendió. Te sientes un poco partícipe de ello, tanto en lo bueno como en lo malo.
¿La Liga Iberdrola la ve como un lugar para crecer y consolidar su carrera?
Es una de las competiciones más potentes a nivel mundial, hay chicas que podrían jugar en otros grandes equipos europeos. El problema que hay con las televisiones es lo que frena el desarrollo del fútbol femenino. En otros países como Inglaterra, los partidos son muy fáciles de seguir, se está visibilizando más, y por lo tanto, no se ha estancado. No obstante, no creo que sean mejores ligas, pero tienen más y mejores recursos, que también han aprovechado mejor. El día que en España se consiga mediatizar el futbol femenino será brutal.
¿Cómo ve desde fuera el fútbol femenino español?
Está cambiando mucho, pero otros países europeos hacen que sus ligas sean más “atractivas”, al final que el fútbol sea potente a nivel mediático hace que tenga más valor. Sin embargo, la Liga Iberdrola no se puede seguir, pienso que es difícil ser aficionado a la liga femenina en España. A las jugadoras no las puedes ver tanto, solo por las redes sociales porque no emiten sus partidos, y más ahora con la COVID-19. Las pocas retransmisiones en la televisión y las restricciones en los campos hacen que pierda valor la competición y sea poco mediática. La pionera del fútbol femenino, en este caso, es Inglaterra.
¿Cuál cree que es la solución?
Es necesaria una plataforma donde puedas ver todos los partidos, para que el seguimiento sea fácil y cómodo, que es lo que quiere el aficionado. No como ahora, que tienes que buscar por internet si lo televisan o no, dónde, cuándo, si se puede ver en un país o en otro, etc. No he podido seguir ningún partido porque el streaming se emitía vía regional y no internacional. Lo que hace falta es facilitar el seguimiento, que la persona quiera ver un partido y sepa que sí o sí lo va a poder ver.
¿Qué se llevaría de la liga coreana a España?
Echo en falta que técnicamente no todas las jugadoras son tan buenas, pero en nuestro país estamos mucho más compensadas. Es decir, hay jugadoras que físicamente son un portento y que técnicamente son normales. En Corea sin embargo solo es técnica, no hacíamos trabajos tácticos o relacionados con el grupo. Se basan en jugadas individuales. En Asia el fútbol femenino está mucho más reconocido, aunque en Europa tenemos mucho más nivel.
Fuiste MVP en la final, gracias a su gol y asistencia el equipo ganó el título de liga, ¿no entiende de adaptaciones?
(Ríe) También ha sido una temporada un poco atípica porque se recortó el calendario de la competición y fueron menos partidos. Además, éramos una plantilla de 28 jugadoras, y hubo mucha rotación. Entonces la adaptación fue fácil, porque al final el fútbol es un idioma universal, aunque ha tenido sus momentos. Lo mejor ha sido que ha acabado bien, y que ha sido un final inmejorable.
¿Cómo ves el futuro de la disciplina?
No hay forma de parar el fútbol femenino, cada vez hay más seguidores. Incluso más ‘hooligans’, los cuales te apoyan y cuando lo haces mal te critican. Hasta hace poco solo recibíamos alabanzas, ahora lo sigue más gente y es cuando de verdad se verá hacia dónde va este deporte. Habrá que ir viendo cómo se adaptan las jugadoras y los clubes a un entorno cada vez más profesional. Muchísima gente en Europa sigue la Liga Iberdrola, eso también es de valorar, antes cuando el Barça femenino iba a jugar un partido de Champions a Rusia, solo iba gente local. En la actualidad, vaya donde vayan hay aficionados apoyándolas.
