Apreciados seguidores del FC Barcelona,
Les escribo para hablar de la situación actual de nuestro club. Una situación que preocupa a la gran mayoría de aficionados. Una situación que condujo a mucha gente a pitar a nuestro equipo durante el partido frente al Slavia de Praga. Una situación que tiene, según los medios, a nuestro entrenador al borde del abismo. En fin, una situación que desconocemos por completo los más jóvenes.
Mi padre siempre me ha dicho la suerte que he tenido de vivir esta época del Barça. Una época dónde el equipo solo gana y ha demostrado ser el mejor equipo de la historia. Pero, aunque para algunos sea increíble, hace algunos años, el Barça no era un equipo puntero.
¿Saben cuántas Champions League tenía el gran FC Barcelona hace 27 años?
Yo les contesto, cero. Nunca se había ganado este tan preciado trofeo, que ahora mismo es obligatorio ganar. Obligatorio porque ganar una liga contra veinte equipos está infravalorado. Porque llegar a semifinales de Champions es un fracaso. Porque el equipo que gana la Champions sea de la forma que sea, es el mejor equipo del mundo. Mientras que los que se quedan por el camino, son proyectos fracasados que necesitan siete fichajes y un cambio de entrenador.
Esta forma de pensar es la que nos ha traído a esta situación. A esta situación en la que criticamos al equipo gane o pierda. Criticamos porque queremos más, porque queremos que todos los partidos sean goleadas y exhibiciones. Criticamos a un equipo que gana la liga porque no gana la Champions. Porque creemos que eso es un fracaso.
Pero ¿Saben que le falta al FC Barcelona para triunfar?
No, no es un cambio de entrenador. No, no es fichar a Neymar. Es tener una afición que este con él. Una afición que anime y no pite. Una afición que no destruya, sino que construya. Porque nuestros jugadores se lo merecen. Porque nos han dado alegrías que nunca hubiéramos imaginado y se lo estamos agradeciendo con pitos en los momentos difíciles.
La obsesión que tenemos por la Champions es la que nos hizo caer en Roma y en Anfield. No se equivoquen, la culpa no es del entrenador. La culpa es de la obsesión. Esa sensación de poder alcanzar la gloria y el fracaso en un segundo que sintió cada jugador del Barça cuando entró en el terreno de juego. Mientras los jugadores del Liverpool se dedicaron a disfrutar, esa es la clave. La unión jugadores-afición es la que ha hecho al Liverpool triunfar y poder competir con los mejores equipos otra vez.
«Salid y disfrutad», esas fueron las palabras de Johan Cruyff el día en que se ganó la primera Copa de Europa. Lo que yo me pregunto es: ¿Cómo vamos a ganar si hemos perdido el disfrutar de nuestro equipo?
El otro día fui al campo del Espanyol, dónde disfruté de un gran partido de futbol. No, no jugaron un gran juego, pero peleaban cada balón como si fuera el último. La grada transmitía cada instante el sentimiento de esos colores. Esa maravillosa minoría de la que hablan, no nos supera en juego ni en trofeos, pero tiene lo que nos falta para triunfar, sentimiento.
Por eso, me gustaría que en el próximo partido frente al Celta, demostremos que el Barça tiene una afición que vive los partidos con sentimiento y apoya a los jugadores siempre, no solo cuando ganan.
Atentamente,
Pol Alegret
