Ayer Harry Styles presentó su primer álbum en solitario en el Wizink Center madrileño. El show, con un sold out colgado desde el día en que salieron las entradas, fue abierto por Mabel
Estaba previsto que el espectáculo comenzara a las 9, como venía siendo toda la gira. A pesar de ello, todos los asistentes pudimos ver el vídeo introductorio al menos un par de veces, sin contar con la apariencia de Harry Styles al final de este.
Había problemas técnicos: la pantalla que tenía que subir para que pudiéramos ver al británico no se levantaba. Media hora después, los solucionaron. Y a las 9:30 de ese 31 de marzo, el ex-miembro de One Direction daba comienzo a la gran función.
Only Angel era la canción que dio paso a una hora y media de emociones, diversión y mucha música.
El setlist, que ha sido el mismo durante toda la gira, variaba entre canciones de Harry como solista, como compositor, o como componente de 1D.
Su disco, “Harry Styles”, cuenta con apenas 10 canciones, por los que todas pudieron ser escuchadas por los fans.
Aparte de cantar, Harry demostró algunas de sus características más preciadas: su simpatía y su carisma. Las irradia.
Entabló conversaciones con el público, no dejó de lanzar besos, ni de repetir “los amo con todo mi corazón”, ni de ondear, tanto la bandera española, como la bandera del orgullo LGTBI.
Por supuesto, tampoco olvidó agradecer todo el trabajo que hay backstage ni el pedir vítores para la banda que le acompaña.
La locura apareció cuando cantó canciones como Stockholm Syndrome, If I Could Fly o What Makes You Beautiful. La razón es más que obvia: eran canciones que anteriormente cantaban los chicos de One Direction como banda.
Además, al cantar Sweet Creature y If I Could Fly, pudimos ver como el artista cambiaba de escenario para posicionarse en uno justo en frente de la gente sentada en extensibles.
Con Just A Little Bit Of Your Heart, canción que compuso para Ariana Grande, el Palacio de los Deportes enmudeció. Su gran single, Sign Of The Times, estuvo caracterizado por la luz. Miles y miles de móviles lo iluminaron todo, haciendo que fueran innecesarios los focos.
Con From The Dining Table los fans decidieron dejar los gritos a un lado y disfrutar solamente de su voz. Fue un momento mágico, agradable y reconfortante.
Finalmente, Kiwi fue la actuación que cerró la genialidad que nos hizo vivir Harry Styles anoche. Y, obviamente, despidió el show realizando su conocido whale. Lo que quiere decir, escupiendo el agua de la botella como si fuera una ballena. Esto ha sido viral durante los últimos días con el #HarryWhaleChallenge.
Los gritos, aplausos y vítores despidieron al cantante que tras haber actuado en Barcelona (30 de marzo) y Madrid (31 de marzo) continúa con su gira mundial.
