Hogar, la nueva película de los hermanos Pastor para Netflix, nos sumerge en una historia en la que la ambición se lleva el papel protagonista.
Hogar nos hace disfrutar del polivalente actor Javier Gutiérrez (Campeones), quien abarca el papel de psicópata y protagonista del film. A través de Javier (interpretado por Gutiérrez) conocemos una historia bañada por la ambición y el deseo personal en la piel del verdugo. Esto nos hace conectar con el psicópata que lucha sin fin por lo que desea conseguir, sin importarle los daños colaterales que su lucha puede causar.
Este film deja al espectador una sensación de vacío y pena cuando, durante la hora y media de metraje, va aceptando que Javier esta poseído por una inmensa ambición y por una frialdad que no le hace tener en cuenta los sentimientos de su verdadera familia, mientras que tampoco le importa destrozar la de Tomás (Mario Casas). El actor que nos conquistó a todas en A Tres Metros sobre el Cielo encarna en la piel de Tomás a un hombre rico de buena posición, que sin duda alguna era el ejemplo del padre de una familia perfecta.
Conocemos en base a la experiencia del protagonista que la familia de Tomás no era lo que parecía, y es ahí cuando la ambición de este entra en acción. Destaca cómo de manipulador puede llegar a ser el ser humano cuando no tiene escrúpulos.
Entonces te preguntas: ¿Qué sentido tiene tener un hogar si no estás con quien quieres de verdad, si has dejado atrás los valores de una sociedad basada en el amor, el respeto y la empatía? Y ahora: ¿Hasta qué punto estarías tú dispuesto a llegar por conseguir lo que quieres?
Sin duda alguna, Hogar es una lección de humildad, una película que consigue poner a prueba tu ambición, frente a tu humildad.
